Tal cual lo tratamos en clase de Medios Públicos aquí dejo la reflexión acerca del riesgo por que pasa nuestro sistema dual de radiodifusión. A diferencia de otros textos, tal vez éste sea menos divulgativo y tome un carácter más específico de la materia, si bien, más de uno estará de acuerdo en que algo falla en nuestro sistema comunicacional.
Casos
que ponen en riesgo el futuro del sistema dual de radiodifusión: Italia y
España
Considera la Unión Europea en la
resolución dictada en 2010 como esencial la convivencia de medios privados y
servicio público para la formación de la opinión pública y, por consiguiente,
el adecuado ejercicio de la democracia.
Actualmente nos situamos en un proceso
donde lo público y lo privado se enfrentan bajo el paradigma de la
globalización y la creciente tendencia a la comercialización de contenidos y
medios. Ello, sumado a la crisis y la mala gestión de algunos Gobiernos de la
UE, ha dado lugar al desmantelamiento del sistema en países que, como
consecuencia de su reciente incorporación a un régimen democrático, cuentan con
escasas raíces en el marco de la comunicación independiente.
El caso de Grecia ha saltado a la agenda
internacional con motivo del plan estatal para integrar los periodistas del
sector de la difusión pública en la nómina de los funcionarios y renegociar el
acuerdo colectivo nacional.
En Portugal, España y Francia, son
también los gobiernos quienes ponen bajo presión financiera a estos canales
para que recorten de su plantilla. Pero, ¿no deberían los gobiernos favorecer
el ejercicio de la libertad de expresión y asegurar que los intereses
comerciales no actúen en detrimento de ésta?
En países como Italia, objeto de nuestra
reflexión, el Presidente del Consejo de Ministros no solo no ha resuelto su
conflicto de intereses, sino que ha aumentado su cuota de control de medios a
través de la empresa Mediaset haciéndose con el 51,023% de la misma. Como grupo
privado más importante en el sector de las comunicaciones de Italia y de gran
peso a nivel mundial, Mediaset busca únicamente su beneficio, ya sea en contra
del Dictamen por la Autoridad de Garantía de las Comunicaciones o en perjuicio
de los índices de audiencia de la competencia.
Expresado en otras palabras, el sistema
italiano presenta o ha presentado una peculiar concentración de poderes
económicos, políticos y mediáticos en manos de una única persona, el Presidente del Consejo de Ministros
italiano, a consecuencia de lo cual el Poder Ejecutivo controla todas las
cadenas de televisión nacionales.
Esta situación no se ha mantenido sin
reiteradas denuncias por parte del Tribunal Constitucional, a pesar de las
cuales se siguen “favoreciendo casos de ocupación de frecuencias ajenas a toda
lógica de fomento del pluralismo” en palabras del propio Tribunal
Constitucional italiano.
Entonces, ¿puede el desarrollo
tecnológico aplicarse a la diversidad cultural y el discurso democrático?
España tampoco parece un ejemplo. Situado
en el puesto treinta y seis según los últimos informes de Reporteros Sin
Fronteras y en el puesto 52 según una perspectiva más global ofrecida por Freedom House[1],
seguimos arrastrando un notable déficit por herencia. Cada vez más, se abusa de
las ruedas de prensa sin preguntas y, la polarización y las noticias
preconcebidas desde la política se han trasladado al plano de las pantallas.
En comparación con Italia, lo que aquí se
demanda no es únicamente el fin del monopolio, sino la total desvinculación de
las estructuras del Gobierno y nuestro sistema de medios, así como un consenso
entre los partidos mayoritarios por mantener unas líneas de trabajo que
aseguren la pluralidad.
Comunicación y desarrollo parecen dos
términos obligados a la convivencia por la corriente actual de pensamiento en
occidente, pero ¿nos ha llevado el enfoque neoliberal a erradicar las
desigualdades? Más bien todo lo contrario.
Precisamente las soluciones localizadas
dentro de cada modelo comunicativo colisionan con los intereses de organismos
transnacionales y, cada vez más, las relaciones comunicativas no expresan más
que relaciones políticas.
A mi parecer, deberían promoverse algo
más que recomendaciones desde organismos supranacionales enfocados a hacer
accesible las comunicaciones a toda la ciudadanía. Y con ello, no me estoy
refiriendo únicamente a las infraestructuras, ya contempladas desde finales de
la II Guerra Mundial por autores como Rostov, sino a las claves para descifrar
un sistema de comunicación cada vez más complejo.
Hoy día no tiene sentido plantearse la
intervención estatal como alternativa a los oligopolios. Desde los años
ochenta, algo más entrados los noventa en España, el Estado ha ido perdiendo
legitimidad paulatinamente frente al poder de nuevos actores, ¿por qué seguimos
confiando en ellos para la regulación del sector periodístico?
No se trata de escoger entre agencias de
gobierno, grupos ciudadanos u organizaciones dispares dentro de los medios,
sino de ceder definitivamente esta función al profesional de la comunicación.
La regulación por parte del Estado ha
derivado en una serie de acuerdos con el sector privado para nada acordes con
lo esperado y es por ello que hoy el
concepto de radiodifusión ha de renegociarse.
En el informe de la directora de medios
de comunicación y sociedad de la fundación 1º de mayo, “los medios de
comunicación en España”[2]
se habla del “oligopolio imperfecto” por el cual dos o tres grandes grupos con
presencia significativa en el sector de lo audiovisual pasarán a absorber en
poco tiempo a los otros grupos, procedentes en su mayoría de empresas
familiares.
Actualmente los tres mayores grupos de
comunicación en España controlan más del 80% de la publicidad en televisión,
más del 50% de las ediciones online de la prensa y la casi totalidad de los
derechos deportivos.
El primero de estos grupos es Mediaset y
su principal característica es que pertenece en su mayor parte a inversiones
extranjeras, de ahí que se escogiese Italia como modelo comparativo. El poder
mediático del Primer Ministro italiano, como vemos, no tiene fronteras y, como
consecuencia, su dieta mediática se implanta en diferentes países con pequeñas modificaciones que incentivan su
consumo. Paradójicamente, el Burguer King hace lo mismo con sus hamburguesas.
En segundo lugar, el conglomerado surgido
por la absorción de La Sexta por Antena3, Grupo Planeta, también con numerosas
inversiones procedentes de bancos europeos y americanos deja fuera de órbita a
grupos como Unedisa, Zeta, Godó o Joly.
El dominio de estos conglomerados lastra
las posibilidades de negocio también a las nuevas soluciones multimedia y, en
última instancia, pone en riesgo la independencia y el ejercicio de la
libertad.
[1] Freedom House, Freedom of the press
2013. Disponible en: https://www.freedomhouse.org/sites/default/files/Global%20and%20regional%20tables.pdf
[2] Rivas, C., “Los medios
de comunicación en España”. Disponible en: http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Informe72.pdf