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sábado, 21 de marzo de 2015

Casos que ponen en riesgo el futuro del sistema dual de radiodifusión


Tal cual lo tratamos en clase de Medios Públicos aquí dejo la reflexión acerca del riesgo por que pasa nuestro sistema dual de radiodifusión. A diferencia de otros textos, tal vez éste sea menos divulgativo y tome un carácter más específico de la materia, si bien, más de uno estará de acuerdo en que algo falla en nuestro sistema comunicacional. 


Casos que ponen en riesgo el futuro del sistema dual de radiodifusión: Italia y España

Considera la Unión Europea en la resolución dictada en 2010 como esencial la convivencia de medios privados y servicio público para la formación de la opinión pública y, por consiguiente, el adecuado ejercicio de la democracia.

Actualmente nos situamos en un proceso donde lo público y lo privado se enfrentan bajo el paradigma de la globalización y la creciente tendencia a la comercialización de contenidos y medios. Ello, sumado a la crisis y la mala gestión de algunos Gobiernos de la UE, ha dado lugar al desmantelamiento del sistema en países que, como consecuencia de su reciente incorporación a un régimen democrático, cuentan con escasas raíces en el marco de la comunicación independiente.

El caso de Grecia ha saltado a la agenda internacional con motivo del plan estatal para integrar los periodistas del sector de la difusión pública en la nómina de los funcionarios y renegociar el acuerdo colectivo nacional.

En Portugal, España y Francia, son también los gobiernos quienes ponen bajo presión financiera a estos canales para que recorten de su plantilla. Pero, ¿no deberían los gobiernos favorecer el ejercicio de la libertad de expresión y asegurar que los intereses comerciales no actúen en detrimento de ésta?

En países como Italia, objeto de nuestra reflexión, el Presidente del Consejo de Ministros no solo no ha resuelto su conflicto de intereses, sino que ha aumentado su cuota de control de medios a través de la empresa Mediaset haciéndose con el 51,023% de la misma. Como grupo privado más importante en el sector de las comunicaciones de Italia y de gran peso a nivel mundial, Mediaset busca únicamente su beneficio, ya sea en contra del Dictamen por la Autoridad de Garantía de las Comunicaciones o en perjuicio de los índices de audiencia de la competencia.

Expresado en otras palabras, el sistema italiano presenta o ha presentado una peculiar concentración de poderes económicos, políticos y mediáticos en manos de una única persona,  el Presidente del Consejo de Ministros italiano, a consecuencia de lo cual el Poder Ejecutivo controla todas las cadenas de televisión nacionales.
Esta situación no se ha mantenido sin reiteradas denuncias por parte del Tribunal Constitucional, a pesar de las cuales se siguen “favoreciendo casos de ocupación de frecuencias ajenas a toda lógica de fomento del pluralismo” en palabras del propio Tribunal Constitucional italiano.

Entonces, ¿puede el desarrollo tecnológico aplicarse a la diversidad cultural y el discurso democrático?
España tampoco parece un ejemplo. Situado en el puesto treinta y seis según los últimos informes de Reporteros Sin Fronteras y en el puesto 52 según una perspectiva más global ofrecida por Freedom House[1], seguimos arrastrando un notable déficit por herencia. Cada vez más, se abusa de las ruedas de prensa sin preguntas y, la polarización y las noticias preconcebidas desde la política se han trasladado al plano de las pantallas.
En comparación con Italia, lo que aquí se demanda no es únicamente el fin del monopolio, sino la total desvinculación de las estructuras del Gobierno y nuestro sistema de medios, así como un consenso entre los partidos mayoritarios por mantener unas líneas de trabajo que aseguren la pluralidad.

Comunicación y desarrollo parecen dos términos obligados a la convivencia por la corriente actual de pensamiento en occidente, pero ¿nos ha llevado el enfoque neoliberal a erradicar las desigualdades? Más bien todo lo contrario.
Precisamente las soluciones localizadas dentro de cada modelo comunicativo colisionan con los intereses de organismos transnacionales y, cada vez más, las relaciones comunicativas no expresan más que relaciones políticas.

A mi parecer, deberían promoverse algo más que recomendaciones desde organismos supranacionales enfocados a hacer accesible las comunicaciones a toda la ciudadanía. Y con ello, no me estoy refiriendo únicamente a las infraestructuras, ya contempladas desde finales de la II Guerra Mundial por autores como Rostov, sino a las claves para descifrar un sistema de comunicación cada vez más complejo.

Hoy día no tiene sentido plantearse la intervención estatal como alternativa a los oligopolios. Desde los años ochenta, algo más entrados los noventa en España, el Estado ha ido perdiendo legitimidad paulatinamente frente al poder de nuevos actores, ¿por qué seguimos confiando en ellos para la regulación del sector periodístico?

No se trata de escoger entre agencias de gobierno, grupos ciudadanos u organizaciones dispares dentro de los medios, sino de ceder definitivamente esta función al profesional de la comunicación.

La regulación por parte del Estado ha derivado en una serie de acuerdos con el sector privado para nada acordes con lo esperado y es por ello que hoy  el concepto de radiodifusión ha de renegociarse.

En el informe de la directora de medios de comunicación y sociedad de la fundación 1º de mayo, “los medios de comunicación en España”[2] se habla del “oligopolio imperfecto” por el cual dos o tres grandes grupos con presencia significativa en el sector de lo audiovisual pasarán a absorber en poco tiempo a los otros grupos, procedentes en su mayoría de empresas familiares.

Actualmente los tres mayores grupos de comunicación en España controlan más del 80% de la publicidad en televisión, más del 50% de las ediciones online de la prensa y la casi totalidad de los derechos deportivos.

El primero de estos grupos es Mediaset y su principal característica es que pertenece en su mayor parte a inversiones extranjeras, de ahí que se escogiese Italia como modelo comparativo. El poder mediático del Primer Ministro italiano, como vemos, no tiene fronteras y, como consecuencia, su dieta mediática se implanta en diferentes países con  pequeñas modificaciones que incentivan su consumo. Paradójicamente, el Burguer King hace lo mismo con sus hamburguesas.

En segundo lugar, el conglomerado surgido por la absorción de La Sexta por Antena3, Grupo Planeta, también con numerosas inversiones procedentes de bancos europeos y americanos deja fuera de órbita a grupos como Unedisa, Zeta, Godó o Joly.

El dominio de estos conglomerados lastra las posibilidades de negocio también a las nuevas soluciones multimedia y, en última instancia, pone en riesgo la independencia y el ejercicio de la libertad.




[1] Freedom House, Freedom of the press 2013. Disponible en: https://www.freedomhouse.org/sites/default/files/Global%20and%20regional%20tables.pdf
[2] Rivas, C., “Los medios de comunicación en España”. Disponible en: http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Informe72.pdf