Buenos días a todos los seguidores fieles de este blog. Hoy tengo el honor de publicar perfil y entrevista con un gran periodista: José Yoldi. Espero que la disfruten
José Yoldi, también conocido como Txetxo Yoldi,
nació en 1954 en San Sebastián
(País Vasco). Se licenció en Ciencias de la
información por la Universidad de Navarra, en contra de los deseos de sus
padres: “Mi madre quería que fuera médico y mi padre que estudiase derecho,
pero acabé estudiando periodismo”.
Acabados sus estudios, comenzó su etapa en
la agencia Europa Press, que se prolongó seis años, y fue aquí donde se
especializó como periodista en temas jurídicos, tribunales y terrorismo casi
por casualidad, ya que era la única sección vacante. Aun así, con el tiempo,
sacó partido a la situación puesto que
“varios medios que estaban en su ocaso’’ (Pyresa, Pueblo o Ya) y algunos
emergentes, como El País, no repararon en la gran fuente de noticias que tiempo
después sería la Audiencia Nacional.
Su carrera profesional la desarrolló, en su
mayoría, en el diario El País, donde formó parte de la plantilla durante
veintinueve años, desde 1983 a 2012. En ese periodo también ejerció como
corresponsal de interior y miembro del equipo de investigación del diario. Su
especialidad le llevó a cubrir la mayor parte de los juicios importantes que se
celebraron en España, con amplia repercusión informativa. Cabe destacar la instrucción
y la vista por el golpe de Estado del 23
de febrero de 1981, el de la intoxicación masiva que se produjo en España tras
la ingestión de aceite de colza desnaturalizado o el juicio por los atentados
del 11 de marzo de 2004 en Madrid. Además, fue el periodista que destapó los
viajes no justificados con cargo a los fondos públicos del Presidente del
Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Divar, que
finalmente llevaron a la dimisión del mismo en junio de 2012.
En 2009, el Institut de DretsHumans de
Catalunya le galardonó con el Premio por la Defensa de Derechos Humanos por una
serie de artículos de análisis y opinión sobre la vulneración de los derechos
humanos por parte de Estados Unidos y otros países que el periodista escribió
en su última etapa en El País. En enero de 2013, por el trabajo realizado en el
caso Divar, la Asociación de la Prensa de Madrid le concedió el Premio Víctor
de la Serna, que le reconocía como el periodista más destacado del año, y
señalaba que «la investigación, realizada con rigor y contraste de las
informaciones, condujo a la dimisión irrevocable de Dívar». Yoldi fue uno de
los 129 periodistas expulsados de El País en noviembre de 2012 por un ERE. El
periodista y otros compañeros resultaban incómodos a la dirección del medio
puesto que exigían que se cumpliera el libro de Estilo y el Estatuto de la
Redacción.
Desde septiembre de 2013 colabora con
Cuarto Poder, un diario de blogs en el que se publica "A cota de periscopio". Es autor del
libro “El último recurso”, un compendio de artículos publicados en el diario El
País entre los años 2010 y 2011 y del libro “Peor habría sido tener que
trabajar”, que recoge una serie de anécdotas profesionales y algunas claves del
periodismo de tribunales.
También es coautor de los libros “La
presunción de inocencia y los juicios paralelos” y “El derecho en los medios de
comunicación”. Actualmente, este referente de la información judicial está a
punto de publicar su primera novela, titulada “El Enigma Kungsholm”, basada en
un caso en el que trabajó durante su periodo en el Equipo de Investigación de
El País. La protagonista es una periodista de un diario de referencia de
Madrid.
Yoldi no es un periodista que destaque por
peculiaridades en su narrativa ya que el tema en que se había especializado
exigía un rigor y una exactitud propios del periodismo informativo más puro.
Por ello, durante muchos años, todos los que estuvo en Europa Press y la mayor
parte de los que estuvo en El País, el estilo fue eminentemente informativo:
claro, conciso y austero. En sus textos se reconoce la estructura de pirámide invertida periodística, excluye el
uso de adjetivos y describe lo que ocurre en cada momento intentando ser lo más
fiel a la realidad.
La ironía es uno de los aspectos más
destacables de sus escritos de análisis y de opinión en su última etapa
profesional.
He aquí un ejemplo en la entradilla de Un tránsito hacia la nada, sobre el
final del macroproceso contra los dirigentes de Batasuna:
“¿Para qué vas a
correr si no sabes adónde vas? Ese proverbio africano parece ser la inspiración
de los jueces de la Audiencia Nacional que, al menos en los últimos años, han
tenido responsabilidad sobre el caso Batasuna”.
Una manera bastante atractiva de comenzar
el texto, ya que la pregunta retórica lleva directamente al lector a
introducirse en un caso demasiado complejo para ir sin “adornos”.
Con los artículos de opinión en El País,
enmarcados bajo el epígrafe de El último
recurso -definido por el propio autor como “espacio personal y lugar de
encuentro sobre temas jurídicos, periodismo y otros aspectos de interés”-, el
estilo pasa a ser más irónico y muchas veces por necesidad y otras por autoprotección,
ya que uno no puede llamar corruptos, por ejemplo, a los magistrados del
Tribunal Supremo. Por ese motivo, a veces es un estilo más interrogativo que
afirmativo. No hay frases tajantes, aunque se sugieren. "Parece
que...", "Da la impresión de que...", etc., concluyendo con
preguntas retóricas o dirigidas a los lectores: ¿no les parece que hubiera sido
mejor pedir la llave que tirar la puerta abajo?, por ejemplo.
Un amigo para atravesar la noche es uno de
sus textos, plagado de frases cortas, pero cargadas de ironía (Ejemplo: Puede
que Rajoy sea el gafe que hizo esperar a los chicos de la selección más de una
hora y ahora estemos pagando aquella espera).
El mérito de Yoldi reside en alcanzar un
alto grado de veracidad respaldado sobre la teoría orteguiana del
perspectivismo: las múltiples caras de un solo hecho encajadas en el puzle que
mejor imita la realidad. Por ejemplo, en uno de sus artículos, Bombazo de
construcción masiva, se alude a los policías que, junto con sus familias,
sufrieron el acoso de los medios que respaldaban la teoría de la conspiración
acerca del atentado. Esa persecución, asegura en su artículo, llevó a la mujer del
comisario de Puente de Vallecas durante el 11-M, al suicidio.
El vasco se ha convertido en uno de los
periodistas referentes de nuestro país por su capacidad innata para situarse en
el momento justo y el lugar idóneo para conseguir informaciones y primicias a
las que solo él ha conseguido acceder y su carisma a la hora de ganarse la
confianza de jueces, fiscales, secretarias, abogados y de todo aquel que
tuviera relación con los tribunales. Un ejemplo de ello es El Caso Dívar.
Cuando Carlos Dívar, ahora ex presidente del Consejo General del Poder Judicial
y del Supremo, presentó su dimisión en junio de 2012, su conciencia estaba
tranquila.
Fue, según la Asociación de la Prensa de
Madrid, gracias a “la investigación de José Yoldi, realizada con rigor y
contraste de las informaciones, lo que condujo a la dimisión irrevocable de
Dívar”, aunque en más de una ocasión éste diga lo contrario: “Carlos Dívar se
hundió solo, si hubiera dicho que se había equivocado hubiera seguido
tranquilamente en el cargo”.
Sus trabajos han sido escritos con una
mezcla de indignación y admiración humana adjuntas a la seriedad investigadora
y persistencia del profesional. Tanto es así que aún a día de hoy, diez años
después de la matanza que asoló Madrid el 11 de marzo de 2004.
José, Txetxo para los amigos, sostiene que
las reivindicaciones realizadas por el comando de yihadistas que se suicidó en
Leganés vinculaban los atentados de los trenes de Madrid a la presencia de
tropas españolas en Irak y Afganistán.
Independiente de verdad y contrario a la
censura ha difundido algún reportaje que le fue censurado en El País, como uno
sobre el juez instructor de los atentados del 11-M. “El respeto, como la credibilidad,
se lo gana uno día a día” se leía en la carta dirigida al por entonces director
del medio Javier Moreno.
Ese respeto, sin duda se lo ha ganado
haciendo público día tras día lo que nadie se atrevía a mencionar: el grave
error de Juan del Olmo (que confundió las fechas en las que debía prorrogar la
prisión preventiva de uno de los procesados del 11-M) o las infracciones
cometidas por Carlos Dívar.
En su obra Peor habría sido tener que trabajar repasa su trayectoria contando,
por ejemplo, cómo el juez Garzón se ofreció como cebo para dar caza a un
comando de ETA. En esa obra se veía más que nada al prodigioso artífice del
auténtico periodismo. Se trata de un estilo locuaz que traslada al lector sobre
los detalles de cada caso sin aburrir con la descripción del mobiliario.
Como referente de la información judicial
escribe dos blogs donde trata de explicar el funcionamiento de la justicia, como por
ejemplo, que la justicia no es igual para todos, como figura en la Constitución
y solía repetir el anterior Monarca, como se demuestra, por ejemplo, al
comparar el caso Urdangarín, en el que está imputada la Infanta, con el caso de
Isabel Pantoja.
La frase “ante la duda, haz periodismo”
parece describir su carrera mejor que muchas biografías y reseñas de internet.
Entrevista a José Yoldi
P.
¿Cree que a día de hoy Dívar seguiría en su cargo del CGPJ si usted no hubiese
hecho su trabajo?
Dívar era una persona absolutamente
inadecuada para el puesto que ocupaba, ya que nunca había sido magistrado del
Tribunal Supremo, ni había formado parte de un tribunal colegiado, ni había
puesto una sentencia, ni había escrito ningún artículo sobre técnica jurídica.
Pero si tuvo que dimitir fue porque se
equivocó en la gestión de la crisis. Si en vez de empecinarse en no dar
explicaciones a nadie, se hubiera disculpado y hubiera dicho que era un error
de interpretación de las normas, muy probablemente habría seguido en su puesto.
Por mi parte, aunque pude, porque tenía
información al respecto, nunca quise publicar nada sobre sus relaciones
personales. Solo denuncié que gastaba el dinero de todos los españoles para
viajes y cenas privadas. Que éstas fuesen con su escolta o con cualquier otra
persona ya entraba en un plano personal que yo considero que afectaba a la
intimidad y que no tenía por qué ser
desvelado.
P.
¿Por qué motivo dejó de trabajar para El País?
Fui expulsado en un ERE junto con otros 129
compañeros. Yo era una persona incómoda para la dirección, porque desde el comité de redacción exigía que se
cumpliesen las normas del libro de estilo y del Estatuto de la Redacción. Exigí,
por ejemplo, que se publicara la condena por acoso laboral al director de un
periódico perteneciente al grupo Prisa, lo que evidentemente no fue del agrado
de la dirección.
P.
¿Por qué el periodismo jurídico?
Mi madre quería que fuera médico y mi padre
que estudiase derecho, pero acabé estudiando periodismo y acerté. En la
universidad no aprendí periodismo, pero sí a leer. Las agencias eran grandes
escuelas de formación de periodistas. Ahora, en cambio, los periodistas cada
vez van menos a donde se encuentra la noticia. Los empresarios creen que a
través de Internet se puede acceder a toda la información, pero yo creo que hay
que ir a buscar la noticia donde se encuentra.
P.
¿Cómo ejerce un Gobierno presión sobre el medio?¿Qué pasó el día del 11-M en El
País?
Aquel día, Aznar llamó a todos los medios.
Con El País había habido un desencuentro mayor porque en los ocho años de
Gobierno, no había concedido ninguna entrevista al periódico. El director Jesús
Ceberio se creyó lo que Aznar le contaba: que había sido un atentado de ETA y
cambió el titular de portada de la edición especial. De “Matanza en Madrid”,
pasamos a “Matanza de ETA en Madrid”. Ceberio fue el único director de los
grandes medios que picó, porque Aznar llamó también a otros directores que
decidieron no confiar en su palabra. Aznar mintió para evitar que su partido
perdiera en las elecciones del domingo siguiente, aunque como ya se sabe, no le
sirvió de nada.
El Gobierno, en esta situación de crisis
con muchos periódicos en quiebra técnica, puede presionar a los medios con
ejecutar las deudas con Hacienda o con la Seguridad Social.
P.
¿Cuándo surge el paralelismo (alineamiento de los medios con partidos )político
vigente en la prensa de nuestro país?
El País, que nace en el setenta y seis, es
un acierto porque responde a una demanda de información al final del
franquismo. Con el tiempo esta empresa amplía su negocio hacia aspectos más
rentables, pero la credibilidad no debe perderla. Un periodista en teoría no
debe tener ningún reparo en criticar a todos los partidos políticos y denunciar
los abusos que se producen, pero de un tiempo a esta parte eso se está
perdiendo. Por ejemplo, cómo se publicó en El País la noticia sobre el indulto de Alfredo Sáez, el primer ejecutivo
de la banca en España, fue lamentable. En los periódicos internacionales
ocuparon la primera plana, pero en el diario de referencia en España, se publicó a dos columnas, en la última página
par de economía y por abajo.
P.
¿Por qué cree que ha dimitido Gallardón más allá de la ley del aborto?
Mi hipótesis es que Gallardón quería ser
presidente de Gobierno. Cuando lo nombran ministro de justicia y le recortan el
presupuesto, la única forma de atraer la
atención pasaba por presentar proyectos de ley que han acabado por ponerle en
contra de todo el mundo: la ley de tasas, la reforma del Consejo del Poder
Judicial o la ley del aborto.
Para llegar a ser presidente Gallardón consideró que tenía que recuperar a
la derecha de su partido, pero esa derechización ha chocado con la necesidad de
Rajoy de ganar el centro, por lo que no ha permitido que esa ley salga adelante
y al primero no le ha quedado más remedio que renunciar.
P.
¿Hasta qué punto estuvo Juan Carlos I implicado en el golpe del 23F?
“¿Quieres que nos metan a los dos en la
cárcel?” (Bromeando) Cuando Tejero protagonizó el golpe, el único poder del
Estado que no estaba secuestrado, el CGPJ, se reunió en su sede de entonces. De
su presidente, Federico Carlos Sainz de Robles y, de su portavoz, Gonzalo
Casado, recibí el comunicado que condenaba la tentativa golpista.
Era la primera reacción y Europa Press dio
la primicia. Con Tejero, Milans y Armada en prisión, se inició un proceso por
delito de rebelión en el Consejo Supremo de Justicia Militar. Naturalmente,
todas las actuaciones eran secretas, aunque trascendió que, en su cuarta
declaración, Tejero había implicado al Rey en el conocimiento de la operación.
Hay tantas sospechas en una determinada dirección que resulta difícil ignorarlas,
¿por qué el Rey no habló hasta la una de la mañana?... Yo te recomiendo que
leas el libro de Pilar Urbano, la crónica de Martín Prieto en El País titulada
“No, nunca, nadie, jamás” y que saques tus propias conclusiones.
P.
¿Qué periodista de referencia actual puede citar?
Periodistas admirables hay muchos, pero a
mí me gustan los que trabajan a pie de obra. Carmen del Riego, presidenta de la
Asociación de Prensa de Madrid, por ejemplo, que trabaja en la Vanguardia.
También me gusta mucho Anabel Díez, de El País, y cómo hace las cosas en el
Congreso, o Enric Juliana, de la Vanguardia. Hay mucha gente válida y
comprometida. El buen periodismo puede que esté en muchos medios digitales,
pero ninguno de estos acaba mencionado en las televisiones.
P.
¿Cree que el periodismo de hoy en día se ejecuta en la dirección correcta? ¿Por
qué? ¿Qué modificaría?
El periodismo hoy en día está hecho un
desastre. Los bancos y los poderosos dominan los medios, y estos en lugar de
ejercer de contrapoder y de control de los políticos, están en manos de los
poderosos que en muchas ocasiones forman parte de sus consejos de
administración. Debería haber una regeneración ética desde los profesionales,
pero me temo que tal y como está la precariedad de la profesión, no va a ser
posible, al menos de momento.
P.
¿Qué consejo nos daría a nosotras que somos estudiantes de periodismo?
Yo creo que el periodismo es un oficio
apasionante. Y el consejo es que trabajéis para ser las mejores en vuestro
campo. Si tenéis un poco de suerte os lo pasaréis en grande y disfrutaréis
mucho. Si lo que queréis es ganar dinero, igual sería mejor ser banquero
corrupto, pero yo no lo recomiendo. Lo nuestro es mucho más bonito y divertido.