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La vida es irónica:
Se necesita TRISTEZA para conocer la FELICIDAD, RUIDO para apreciar el SILENCIO y AUSENCIA para valorar la presencia

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viernes, 29 de abril de 2016

Viceversa

Hoy, después de un tiempo con el ordenador fuera de servicio, tengo el placer de compartir un poema reciente y distinto que surge a raíz de escuchar repetidamente  a la Orquesta Mondragón. Espero que les guste como ha quedado. 


Fatigoso, mordaz, ignorante de tu piel,
irracional, como el corazón que habito
de espaldas al cielo del que he sido
y soy testigo:  neón, lejano, inquieto y desconocido.

Corazón de almidón, anuncio y profecía.
La muerte me acompaña hecha cenizas,
se balancea por los cauces de hormigón de acera,
en las ciudades en guerra, en las guerras de la ciudad.
La ayuda humanitaria llega tarde
para salvar al mundo de su soledad.

Lenta como este trastorno mal llamado,
mi memoria se detiene, cada segundo
a contemplar tu corazón vacío
a naufragar por tus calles de perfil cambiante
como una identidad autista de palabras.

Corazón aquejado por “mal de amores”,
eco de silencios eternos que van y vienen
en el sístole y diástole de la válvula tricúspide.

Corazón semilunar, luna traviesa, mitral,
fosa oval, amante de la necesidad convexa,
pericardio visceral y terrestre, temporal,

tangible, infinito, “para siempre” y viceversa. 



Teresa Velasco Castillo