Hoy quiero compartir un poema de resignación, más que de indignación. Quizás el mejor momento para revelarse es cuando ya nada te enciende lo suficiente como para hacerlo. Quizás entonces debamos alzar nuestro puño y nuestro grito, pero yo no soy de esas. Lo mio es más bien de puño, letra y vuelta al ruedo. Buen fin de semana.
Sin
convencimiento ni esperanza
Es la luz penetrando
en mi hondo centro
apagando las ascuas
de la noche,
es un martes
enredado en el silencio
errante y presto,
dilatado, inmenso.
Cierro los ojos y
aún lo saboreo,
es sudor de una
carne sin trabajo,
vapor de un perfume
diluido bajo el aire.
Soy todo ese
despojo, corazón que humedezco.
No merezco esta
muerte que nos une
lunes, martes,
desierto y esperanza,
decidme ¿duelen más
los sueños enverbados?
¿o es
convencimiento lo que me está matando?
Profeta de mi
herida, sobrevienen los colapsos,
la herida que cerró
por el cansancio no es mi herida,
la llaga narcisista
se abre paso.
Profeta de los
miedos que nos mandan desde el cielo
y al final tan
terrenal que lo importante no lo entiendo.
Que me pinten la
verdad con su color más claro,
y devuelvan a esta
noche en blanco sus angelitos negros.
Teresa Velasco Castillo