La ansiedad es un bosque que somete
al genio creador en su agonía,
es refugio de la lengua, selva de espinos,
sílaba muda, llanura del pensamiento
La ansiedad es verdad golpeando los oídos
rama cautiva en la memoria del que la sufre
ancestral dolor en la flor del azufre,
monótono latido en el corazón del arbusto
¿En qué lugar de la herida dejé las instrucciones?
¿en qué almohada esconden su rostro los claros de la noche?
La ansiedad no es ave peregrina, es purgatorio,
disonancia entre las lenguas malditas, pájaro que errante resucita
el vuelo destructor de las ideas
La ansiedad en mi, alcanza cotas nihilistas,
arrastra melodías por angustia
y acumula los delirios por costumbre
La ansiedad es un bosque de vertientes
donde el aire se humedece hasta los huesos
niña errática y huérfana de lluvia
que consuela su beso en otros besos
La ansiedad es espanto toda ella
alimentando los desechos de carbono
luz inalterable que desvela
infinito precipicio de ruidos silenciosos
Para el que no lo crea ansiedad es
invención, artificio, bosque
predicando su sendero:
Una llama irrevocable de palabras
que empaña la ansiedad de mi deseo.
Por Teresa Velasco Castillo