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La vida es irónica:
Se necesita TRISTEZA para conocer la FELICIDAD, RUIDO para apreciar el SILENCIO y AUSENCIA para valorar la presencia

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martes, 19 de julio de 2016

Los opuestos

Este no es un poema sencillo de entender. No va destinado a un solo hombre. No habla de un camino físico. No tiene una filosofía única, ni siquiera un mismo paradigma en cada verso. Pero me gusta y soy yo. 



Hay algo perfecto en lo que escribo,
En el alféizar mismo de la enrejada ventana,
Denominador común entre mis pies y el estribo
Donde descansa el polvo pendido de telarañas

Hay algo perfecto en tu deseo de conciencia
Que no puede expresarse en tan vasto cielo raso
¿De dónde sé que el mundo es la vivencia y viceversa?
¿De cuándo es cierta la historia de los hombres en su ocaso?

La poesía es el producto con que cultivar el ingenio
Las palabras los signos que abundan inquilinos,
Objetos cinegéticos de juicios sintéticos a priori
De saber por qué, sin hacer nada, he de encontrar el camino.

Hay algo en las líneas continuas de tus manos
Una serie de trigramas vinculados con mi tacto
Que conforman mi concepto religioso del náufrago                                          

Señales evidentes de que entre nosotros hay  algo
Lo dicen los principios originales estáticos:
Los opuestos entre sí están destinados.


Teresa Velasco Castillo


martes, 12 de julio de 2016

Un cigarro es...


Buenas noches y bienvenidos una vez más a la Tarde Irónica. Por fin parece que mi ordenador vuelve a la vida, así que aquí dejo un repaso de la misma a raíz de la frase favorita de los ultrafreudianos =)


Un cigarro es a veces un cigarro,
pero con trece años ¡ah! Entonces resulta una aliaga
Interrumpiendo los cauces de la infancia,
unos ojos perdidos revelando un brote de vida humana.

Con veinte se convierte en red extensa
como un corcel indómito y fiero plegado sobre su arzón.
La ceniza se consume despellejando la piel del objeto
y el sujeto, se enciende con el color linfático del sol.

A los treinta es la herida del narcisismo en el cogito,
esas astillas trotamundos que se consumen sin fuego
Dejando el olor silvestre y montaraz en nuestro  tafilete negro.

A los cuarenta y diez somos la apófisis, endurecidos de los estróbilos de pinos.
En general, fruto indehiscente y seco que maldice el espejo que se viene.
Ya pasada una edad, el mejor de los mundos posibles deja de ser el nuestro,
Y solo queda el sabor a los ósculos de la llama sobre el rostro muerto.

Un cigarro no es entonces un cigarro, sino esa extraña pregunta consabida

¿Quién robó el patrimonio de mis días, mientras veía deshacerse mi cigarro?



Teresa Velasco Castillo

sábado, 2 de julio de 2016

Monte mediterráneo


Tres horas de camino en los montes dan para mucho y, atendiendo a las palabras de  mi amigo Antonio, he querido inmortalizar el momento con este poema: 


Son puertas esclerófilas las que dan al sotobosque,
formaciones adehesadas con lluvias de rencores,
olivares a la suerte del feligrés viandante, y alcornoques
que aún resisten la demolición del cielo y sus enseres.

Por las zonas húmedas respiran los pálidos colores
de la muerte, para romper cadenas por aquellos lugares
donde la tierra no pertenece a nadie.

A tu luz roturada por la dehesa vecina.
A tu voz estaquillada en el mapa de los ciegos.
Para que con tu ácido aliento  me incendies
de palabras que subyacen en tus calizos suelos.

Noches armadas de intricados pastizales
relegadas contra el fuego a enclaves reducidos.
Dentro de tu pecho se abren otros pinares.
También aquellos que presentan claros,
los que se acercan a las más altas torres
y los que aún quedan por deslindar.

Ellos siguen esperando en el purgatorio
de las ciudades deshabitadas de olvido:
las más sometidas a fuertes erosiones
las menos repobladas, catalogadas de urgente.

Allí donde la mayoría de la gente se ahoga,
se asienta la paz del corazón a mi memoria
y por un momento sé cuánto vale mi ahora.

Teresa Velasco Castillo