Buenas noches y bienvenidos una vez más a la Tarde Irónica. Por fin parece que mi ordenador vuelve a la vida, así que aquí dejo un repaso de la misma a raíz de la frase favorita de los ultrafreudianos =)
Un cigarro es a veces un cigarro,
pero con trece años ¡ah! Entonces resulta una aliaga
Interrumpiendo los cauces de la infancia,
unos ojos perdidos revelando un brote de vida humana.
Con veinte se convierte en red extensa
como un corcel indómito y fiero plegado sobre su arzón.
La ceniza se consume despellejando la piel del objeto
y el sujeto, se enciende con el color linfático del sol.
A los treinta es la herida del narcisismo en el cogito,
esas astillas trotamundos que se consumen sin fuego
Dejando el olor silvestre y montaraz en nuestro tafilete negro.
A los cuarenta y diez somos la apófisis, endurecidos de los
estróbilos de pinos.
En general, fruto indehiscente y seco que maldice el espejo
que se viene.
Ya pasada una edad, el mejor de los mundos posibles deja de
ser el nuestro,
Y solo queda el sabor a los ósculos de la llama sobre el
rostro muerto.
Un cigarro no es entonces un cigarro, sino esa extraña
pregunta consabida
¿Quién robó el patrimonio de mis días, mientras veía deshacerse
mi cigarro?
Teresa Velasco Castillo
Teresa Velasco Castillo
Gran reflexión.
ResponderEliminar,,!,,