Que todas las preguntas de la vida pueden resumirse en "¿qué somos?" es la conclusión primera con qué nos meten a todos algo de filosofía en la cabeza. Lo paradójico es que somos filosofía y no lo sabemos. Este poema tiene mucho de estas ideas y un léxico algo distinto, extraído de un reciente examen sobre fundamento biológico. Espero que guste o al menos no deje indiferente a nadie.
¿Qué somos?
Como dice Aristóteles; “somos lo que hacemos repetidamente”:
Somos camino, despedida triste, aquel con quien Júpiter tuvo
tal celo
Que de por vida al cielo quiso adolescente.
Somos culpables de no enamorar cada día a la persona que
amamos,
Aunque no nos ame.
Para hacerse verdades basta con mentiras
Más o menos terrenales y noches estrelladas y un cuerpo
De acero inolvidable, desprovisto de santos y destinos
calculados.
Y, finalmente, somos ilusiones a destajo
Inervadas todas como filamentos de tus ojos verde desierto.
Somos contingencia, estímulo perpetuo, contracción
isocinética
Lenta en tu pecho, en los pasos biselados por la muerte.
A sabiendas somos borrachos y nuestro bebedizo la vida.
Matemática, física, reacciones químicas que no explican
Que siga pensando en ti cuando dejo que mis manos escriban.
Y pienso en soledad y reflexiono a ratos y trato de llevar
conmigo
La experiencia deforme de los años, de saberme algo más
Que ese extraño del espejo que me brinda las sílabas impares.
¿Quién vendrá a visitar las líneas huérfanas de mi texto?
¿Quién guardará el fruto de las ilusiones que siembro?
Somos equilibristas a la espera del eterno reposo,
En las hojas temblando la humedad del invierno.
Teresa Velasco Castillo.