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La vida es irónica:
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viernes, 23 de septiembre de 2016

Todos somos diversos


Hace unos días me pedían en clase una pequeña reflexión acerca de qué supone la diversidad, la discapacidad, la integración. De cómo evoluciona nuestra lengua. Cómo la ensuciamos. Cómo reaparece una y otra vez Wittgenstein con sus proposiciones para recordarnos que no es lo mismo una persona con discapacidad que un discapacitado. Tal vez sea igual, pero como dice Alejandro Sanz en su canción, no es lo mismo. En fin, adjunto mi reflexión para hacerla accesible a todos. Como siempre muchas gracias por leerme: 


El término diversidad, de origen latín “diversitas” se refiere a la diferencia, entre personas, animales o cosas. A la variedad. A la infinidad o a la abundancia de elementos dispares que podemos encontrar en nuestro entorno.
La diversidad racial, funcional, o de orientación sexual, han servido para designar personas con característica comunes identificables y, con el desarrollo de las sociedad, esto ha dado lugar a fenómenos como el racismo, la xenofobia o el machismo.
La idea no es nueva, y viene de las ciencias naturales.
Entre los primates ya existían individuos que ajenos a las pautas comunitarias hacían su vida a la orilla de los ríos. En física, Umbral lo equipara a los átomos atípicos de los que hablaba Einstein. Esos que alteran la materia con su conducta irregular, dando lugar a importantes transformaciones y, lo más importante, salvando al mundo de la entropía.
Esta diversidad no es o no tiene por qué ser negativa. En el mundo no hay dos personas que sean exactamente iguales y ello añade un valor a la convivencia. Al menos teóricamente, esta pluralidad plantea una riqueza que se reivindica permanentemente en la actualidad.
En la práctica, el etnocentrismo sigue teniendo un valor central y, esa diversidad es aprovechada para aislar, relegar a peores trabajos o negar el acceso en determinados lugares a aquellos grupos que identificamos, ya no solo como diferentes, sino como “peores” respecto a nuestro grupo.
Esta coartada teórica se potencia más aún si enfrentamos grupos mayoritarios y minoritarios que retroalimentan los estereotipos y prejuicios entre ellos asimilando sin un cuestionamiento de las normas las estrategias de marginación que emplean los “líderes” del grupo.
En el plano de la diversidad funcional, aquel fenómeno referido a la diferencia de capacidades entre individuos, está muy de moda hablar de Howard Gardner y su teoría de las inteligencias múltiples.  Pero una vez más, teoría y práctica se contraponen ¿Si tanto se reivindica la creatividad, por qué cada vez tiene menos espacio la música o la filosofía en nuestras aulas? ¿Qué tipos de las 8-9  inteligencias que aparecen en la teoría de Gardner potencian los exámenes que se realizan en nuestros centros?
Se ha avanzado mucho desde modelos de aniquilación de las diferencias, de segregación de personas con discapacidad.  Ahora pasamos por la asimilación o agregación de individuos en los sistemas democráticos, aunque como ya señalaba en la práctica, esto no siempre es así.
Existen nuevas formas de racismo no sustentadas ya sobre los rasgos físicos, sino sobre los aspectos culturales. Existen cada vez más formas de acoso escolar hacia niños/as que carecen de inteligencia interpersonal, matemática o corporal.
¿Y qué hay de la diversidad sexual o de orientación sexual? No siempre la homosexualidad es rechazada, ni está presente la homofobia en todas partes, pero ¿se han parado a pensar en el prototipo homosexual que los medios manifiestan?  El gay amanerado o la lesbiana “marimacho” por emplear los términos más sutiles que se les atribuyen. ¿Y qué hay de aquellas prácticas o “mundos” que desconocemos como el BDSM? ¿Hay que ser Christian Grey para tener sumisas? Desde luego que no.
Necesitamos más átomos reveladores, más lumpenproletariat que hagan su vida fuera del funcionalismo y la opresión del consumo. Más autocrítica y una buena dosis de empatía en vena que no nos haga dejar las cosas para cuando ya vengan a buscarnos a nosotros (poema de Martin Niemöller).
En definitiva, hay que huir del etnocentrismo sin dejarse embaucar por el oasis que pudiera ser el relativismo en nuestra humanidad desierta y hacer así más habitable nuestro hogar.




Teresa Velasco Castillo. 

jueves, 15 de septiembre de 2016

No todo se puede

¿Quién dijo que no se puede pensar enamorado?¿Quién que no se puede escribir en la rutina? ¿Quién que a los versos, llegar mejor descansados? Poco a poco conseguiré desmentir tantos mitos, que puede que al final caiga en uno de ellos. En cualquier caso, aquí tienen un poema para hoy: 




Todo está consumado en el inmenso frío del final
del verano asomando a los escaparates
de recuerdos de juegos de palabras
desolación y vértigo
al fondo de estos ojos bien abiertos
de esta noche que será de otros.

De ti quedan los surcos de mi piel
que no quisiste santificar con marcas.
De ti me queda un silencio continuo
que todo aprieta y que todo abarca

Todo está doblegado al oscuro principio del curso
de la vida sin ti y la muerte operando,
infierno y gloria en la misma mano.
Todas mis rarezas refundidas a poesía de lo cotidiano.

Verdad. No todo se puede. No puedo pedirte que me abraces
con la fuerza que me queman mis demonios,
ni que me quemes como si no sintieras el dolor que me haces.
Me desconciertas con tus caricias suaves, en serio,
con tus llamadas para hablar
tan lejos de tu aliento
interrumpiendo tu estancia con postales de voz
como si acaso mereciese tu tiempo mi insomnio.


Teresa Velasco Castillo




viernes, 9 de septiembre de 2016

Escribir después de ti


Escribir, correr, vivir. Creo que voy a reinventar las funciones esenciales de los seres vivos y las voy a sintetizar en el principio de la noche: antes de escribir, después de correr, en el momento de vivir. Aquí dejo unos ripios que me salieron ayer a propósito de mis últimas experiencias. 



Escribir poesía después de ti es vandalismo por las calles del sagrado verbo,
es torear a Juan José Alcolea en una turbia corriente de mariposas muertas.
Escribir poesía después de ti es un mapa taxónomico de dudas, es un cuerpo
que anida en mi cabeza, que crece al revés que los adultos, que me hace experta.

En todo mi afán de muerte eres la suerte con que el mar cura mi herida,
y si acaso no hice caso a las sonoras advertencias repetidas,
las estrías del camino me recuerdan que tu voz es contenido y continente de mi vida.

Si la prosa la perdí por el camino, del sueño equivocado, malherido,
propuesta del futuro en que me invento, y cada día nazco diferente.
Cada día que muero por ti es más urgente y solamente me consuela al oído
 mi querido Gustavo Adolfo Bécquer, y esas rimas que besan calladamente.

Es esa hora de resaca venidera, en la arena hambre de ti, en el cielo luna llena.
La noche afina y desatina los acordes de palabras que no entienden de sintaxis,
mis límites más ciertos tu mirada invade, y sin embargo me empeño en ser quien era:
Una mala compañía, un mal ejemplo, una primavera a destiempo de los vientos que
desatan mi melena.

Te quiero, mas ya no creo en las quimeras. Llegas tarde para la angosta primavera.


Teresa Velasco Castillo