Porque no hay reglas escritas de cómo y cuándo escribir un poema, de el momento en que hemos de pararnos para dejar respirar al lector. Porque hay noches que, aunque madrugues, y el sueño te recorra la columna y las ojeras cuelguen, algo en ti dice que escribas. Y a la mañana te desvelas como un crío el día de reyes y revuelves los papeles que dejaste. Y, a veces, solo a veces, sucede la magia: sonríes y sientes que esa poesía ya no es tuya.
Ya no me acuerdo de cómo escribir un
poema.
Entonces, empiezo a preguntarme el porqué,
a
inquirir, a buscar en las esquinas y los libros
la respuesta que a
la vida no pude robarle.
Los pies, abajo, demasiado al fondo,
no dejan escribir lo que me pasa.
La imaginación, es decir, los sueños,
forjados de infancia, y los deseos
a
fuerza de credos opresores,
no dejan escribir lo que me pasa.
Ya no me acuerdo de cómo escribir un
poema.
Entonces, empiezo a preguntarme
por qué hay cosas que no pueden
escribirse,
y pienso, fascinada y absorta, en
aprehender,
en ver, en ser esa roca que con ojos
dañados
observa a deshora la gente que pasa.
Ojalá que mi vida fuese siempre esto;
trotar del tranvía a la farola,
ir a clase, equivocarme, aprender
y, sin querer, enseñar a veces.
Tan pausada como el camino de
Konstandínos Kaváfis.
Rutinaria y pagana, caprichosa y firme,
libre como las ramas de los arbolillos
que,
tímidamente, llaman a mi ventana.
Ojalá
que todas las veces fueran la primera,
y el polvo, el alquitrán o lo que sea
que deja en los pies el camino
no empañase a su vez las quimeras.
Ojalá fuese capaz de estimar a la gente que me
quiere
Y de querer la estupidez cotidiana.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo recuerdas como se escribe un poema,
ResponderEliminary las palabras escritas que salen de tu mente,
me han hecho soñar mientras las leía.
Enhorabuena por tú blog, y gracias por tus versos.
Un beso.
Gracias.Intentaré seguir escribiendo... hay cosas para las que siempre deberíamos tener tiempo =)
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