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sábado, 25 de agosto de 2012

Crisis


Hasta ahora no había considerado la necesidad de señalar algo tan obvio. Estamos en crisis.
Cada vez que bajo a comprar, subo a un autobús, paseo por los escaparates del centro o recibo una carta de Vodafone,  veo como vuelan los billetes. Incluso los auriculares del chino parecen romperse antes.
Crisis. Crisis es la palabra con que llaman a este tipo de sucesos en la prensa y  los telediarios. Crisis entendida como recesión. Crisis entendida como el cambio necesario. Como el paso previo a nuevos propósitos.

Y es que hace ya más de un siglo que vivimos estancados en  un mundo de apariencias y estética. Un planeta corrompido por aquellos que pretenden conservarlo. Una sociedad de masas en que todo vale a cambio  inmediata gratificación.

Estereotipos. Prisa. Consumo. Crisis, en definitiva  ¿Estamos mejor con cien canales que con dos? ¿Somos culpables por elegir? ¿Escogemos realmente o es la libertad otra forma de engaño?
Tal vez sí. No lo sé. Sobre el cine poco hay que decir. Crisis. Todo parece tener relación con lo mismo. Crisis de ideas. No se inventa. Reinventan. Cada vez son más las novelas históricas que triunfan. Cada vez más miramos al pasado como si de algún modo éste quisiera repetirse. Luego, los nuevos tecnicismos nos recuerdan el vertiginoso compás al que baila el presente.

Somos unos ilusos. Se vende más o menos lo mismo por más o menos los mismos precios,  envasado de modo distinto. Y esto último nos da la sensación de haber encontrado algo único en  medio de la semejanza. No se lo crean. Yo no lo creo así.

 No hace falta más que echar un vistazo a la cartelera. Adaptaciones de ruidosa vulgaridad y estulticia. Batman, Spiderman, los Aliens y alguna que otra comedia lineal e intrascendente. A lo que se añaden  las cada vez más demandadas películas para niñ@s. Cuentos clásicos a los que se les cambia el final  para hacer estos algo menos previsibles.


Así que no crean lo que dicen. Las leyendas infantiles son mentira. Estamos en crisis. Abróchense los cinturones y no esperen un final feliz. Agárrense a la unidad, identidad, duración, sustancia o causa. Empuñen con fuerza el error, porque la verdad hace tiempo que marchó.

(Teresa Velasco Castillo Málaga a 25-8-2012) 

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