“La necesidad de comunicar en tiempo real incide sobre el
acontecimiento”.
Con esta frase se daba voz al primero de los debates que
abren el curso académico 2012-2013. El
asunto es realmente complicado. Entramos en segundo de carrera y mi madre aún
me plancha la ropa. Qué absurda que puede ser la vida a veces.
Sea como fuere, el
siglo XXI y su incansable ambición por hablar de todo lo que ignora sigue en
primera plana y a cinco columnas para todos los alumnos de periodismo.
A día de hoy basta
con observar nuestro alrededor más cercano para saber que, desde las
actividades humanas más cotidianas hasta las operaciones encubiertas de la
CIA, vienen condicionadas por una revolución cuya
base encontramos en las malditas y benditas TIC’S.
Entre las múltiples
ventajas que estos sistemas ofrecen está la posibilidad de combinar, gestionar,
agregar, consumir y compartir contenidos no solo en foros o grupos de noticia,
sino de forma sincrónica. Esto es, hoy
día no es difícil informar sobre un acontecimiento que se desarrolla “in situ”.
Pero ¿Qué deducimos
de la proposición que hoy se debate? Rumores, fragmentación, planes que bailan
de un lugar a otro, desconcierto en cualquiera de los casos. ¿Estamos más
informados?, ¿Suceden actualmente más “cosas”? Así parece.
La utilización de la red como principal base
de datos amplía el abanico de fuentes y, por ende, de nuevos hechos
noticiables. ¿Quiere decir esto que
construimos nuestra realidad? Quién sabe.
La pérdida en la
calidad de ciertos contenidos es solo una
de las consecuencias más visibles
de esto. La escisión en los géneros, otra. El hecho de comunicar bajo la
presión de lo inmediato genera noticias que se construyen conforme van
sucediendo y que permiten, no solo la aportación de nuevas informaciones, sino
un análisis más completo en soportes que
no pueden competir con lo presente.
Todo esto puede ser
visto como un modo más de aprovechar tiempo y dinero, si bien la reducción de
los costes en las empresas mediáticas en combinación con un exceso de
inmediatez acarrea resultados
desfavorables. La necesidad de contrastar fuentes o profundizar en términos más
técnicos se hace cada vez más latente. La calidad se ha convertido en algo urgente.
( Málaga a 12 de Octubre 2012 Teresa Velasco Castillo)
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