Noëlle-Neumann y la espiral del silencio
He aquí el comentario
crítico sobre una teoría como menos llamativa. Hace ya un año que debatimos
sobre ella en clase y, como tantas cosas, se me viene cada día a la memoria y
me hace cuestionar el porqué de cada elemento que conforma mi mundo.
Noëlle-Neumann comienza a publicar en los sesenta algunos trabajos sobre la
formación de opinión pública, si bien no es hasta dos décadas después cuando
presenta la famosa teoría de “la espiral del silencio”.
Esta autora de origen alemán sustenta su estudio sobre la
hipótesis de que los individuos tienden a apoyar las opiniones mayoritarias.
Para demostrar este principio, Neumann realiza una serie de
encuestas sobre temas controvertidos entre la ciudadanía, y, salvo algunas
minorías que tras un largo periodo de combate optan por el rechazo, sus
hipótesis son contrastadas.
Sin embargo, es la influencia de los medios sobre la
generación de la opinión pública lo que preocupa. Según los resultados de su
análisis, los contenidos que conforman las parrillas de televisión tienen la
capacidad de volver sana una costumbre hasta el momento mal vista.
Se trata de
algo realmente preocupante a día de hoy ¿forma Telecinco nuestra realidad?
Noëlle-Neumann va más allá del mero contenido. Con la
introducción de estos medios se genera una pseudorrealidad que distingue entre
dos entornos: la observación directa y la observación mediada.
Esta idea se pone de manifiesto durante las elecciones
alemanas de 1976 en las cuales Socialdemócratas y Cristianodemócratas luchaban
por el poder en una situación muy igualada. Se genera entonces un paralelismo
entre estas dos realidades: una población dividida en dos mitades y una
población de periodistas entrevistados en televisión de los que tres cuartas
partes eran partidarios de la socialdemocracia.
Actualmente, los argumentos que empujan a Noëlle al estudio
de la opinión siguen en boga. Experimentamos sus hipótesis a diario; en partidos
de futbol, en la política, tribus urbanas, preferencias musicales, etc.
Cabe ser conscientes, si atendemos al poder que los medios
de masas ejercen sobre el individuo, de las consecuencias fatídicas de esta
investigación ¿es el terrorismo un estallido desesperado cuya causa se remonta
a los medios? El individuo ignorado por esta nueva realidad e incapaz de
defenderse ¿hasta dónde puede llegar?
No es esa la única influencia mediática. Según Walter
Lippmann, esta nueva forma de conocer el entorno crea un “mundo intermedio” no
muy distinto del que planteaba Platón en su día.
Los medios influyen en la percepción de lo que puede hacerse
sin peligro de aislamiento, siendo una vez más la escapatoria a las turbaciones
humanas. No es necesario anotar lo que Nietzsche diría al respecto.
Lo que comenzó como una fuente más de información sobre el
entorno se convierte en una realidad deformada, voluntaria e
involuntariamente por los múltiples
emisores y efectos de las tecnologías. Cada medio representa en la medida de lo
posible la realidad valiéndose de imágenes y sonido esencialmente.
La teoría de la espiral del silencio parte entonces del
lenguaje desde el momento en que utilizamos la capacidad de referencia y de
significado.
El lenguaje
audiovisual puede considerarse una representación isomórfica en la medida en
que representa un modelo del mundo sujeto a variadas perspectivas.
Cuestionen, pues, cualquier realidad que se presente, pues
podría no ser real.
(Teresa Velasco Castillo)
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