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miércoles, 27 de febrero de 2013

La espiral del silencio


Noëlle-Neumann y la espiral del silencio

He aquí el comentario crítico sobre una teoría como menos llamativa. Hace ya un año que debatimos sobre ella en clase y, como tantas cosas, se me viene cada día a la memoria y me hace cuestionar el porqué de cada elemento que conforma mi mundo.

Noëlle-Neumann comienza a publicar en  los sesenta algunos trabajos sobre la formación de opinión pública, si bien no es hasta dos décadas después cuando presenta la famosa teoría de “la espiral del silencio”.

Esta autora de origen alemán sustenta su estudio sobre la hipótesis de que los individuos tienden a apoyar las opiniones mayoritarias.

Para demostrar este principio, Neumann realiza una serie de encuestas sobre temas controvertidos entre la ciudadanía, y, salvo algunas minorías que tras un largo periodo de combate optan por el rechazo, sus hipótesis son contrastadas.

Sin embargo, es la influencia de los medios sobre la generación de la opinión pública lo que preocupa. Según los resultados de su análisis, los contenidos que conforman las parrillas de televisión tienen la capacidad de volver sana una costumbre hasta el momento mal vista.

 Se trata de algo realmente preocupante a día de hoy ¿forma Telecinco nuestra realidad?

Noëlle-Neumann va más allá del mero contenido. Con la introducción de estos medios se genera una pseudorrealidad que distingue entre dos entornos: la observación directa y la observación mediada.

Esta idea se pone de manifiesto durante las elecciones alemanas de 1976 en las cuales Socialdemócratas y Cristianodemócratas luchaban por el poder en una situación muy igualada. Se genera entonces un paralelismo entre estas dos realidades: una población dividida en dos mitades y una población de periodistas entrevistados en televisión de los que tres cuartas partes eran partidarios de la socialdemocracia.

Actualmente, los argumentos que empujan a Noëlle al estudio de la opinión siguen en boga. Experimentamos sus hipótesis a diario; en partidos de futbol, en la política, tribus urbanas, preferencias musicales, etc.

Cabe ser conscientes, si atendemos al poder que los medios de masas ejercen sobre el individuo, de las consecuencias fatídicas de esta investigación ¿es el terrorismo un estallido desesperado cuya causa se remonta a los medios? El individuo ignorado por esta nueva realidad e incapaz de defenderse ¿hasta dónde puede llegar?

No es esa la única influencia mediática. Según Walter Lippmann, esta nueva forma de conocer el entorno crea un “mundo intermedio” no muy distinto del que planteaba Platón en su día.

Los medios influyen en la percepción de lo que puede hacerse sin peligro de aislamiento, siendo una vez más la escapatoria a las turbaciones humanas. No es necesario anotar lo que Nietzsche diría al respecto.

Lo que comenzó como una fuente más de información sobre el entorno se convierte en una realidad deformada, voluntaria e involuntariamente  por los múltiples emisores y efectos de las tecnologías. Cada medio representa en la medida de lo posible la realidad valiéndose de imágenes y sonido esencialmente.

La teoría de la espiral del silencio parte entonces del lenguaje desde el momento en que utilizamos la capacidad de referencia y de significado.

 El lenguaje audiovisual puede considerarse una representación isomórfica en la medida en que representa un modelo del mundo sujeto a variadas perspectivas.

Cuestionen, pues, cualquier realidad que se presente, pues podría no ser real.

(Teresa Velasco Castillo)


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