¿Sabían que, desde que despertamos, recibimos entre 2000 y 3000 impactos?
Una persona de cualquier ciudad española se topa con unos
600 anuncios en televisión a la semana, el 15 % de la emisión, según anota
Amanda Mars en su artículo Los anuncios
de siempre ya no cuelan.
La multitud de estímulos a los que estamos sometidos
diariamente hace que el público ya no preste atención al anuncio tradicional.
Del mismo modo, la revolución de las tecnologías y
multiplicación de oferta mediática no parecen favorecer a los anunciantes que
encuentran nuevos problemas en la fragmentación de audiencias.
Según Xavier Oliver (profesor del IESE), ante la saturación
del mercado, la publicidad pasa a establecer relaciones con el público, esto
es, se otorga a los consumidores mayor sensación de control, aunque ésta solo
sea aparente en la mayoría de las ocasiones.
Así, para sobrevivir a la tempestad y salir a flote en
tiempos de crisis, la publicidad se rinde a la sensibilidad social de los
nuevos consumidores: telespectadores cada vez más exigentes, más locos del
consumo.
Imagen para la campaña antidroga de la FAD |
Expertos como Juan José Pérez Cuesta y Rafael Esteve
coinciden en que “nunca antes la
publicidad fue tan creativa… pero nunca tan ineficaz”.
El uso de las nuevas
tecnologías parece sobresalir como medio para la propagación de mensajes
originales a bajo coste. Las nuevas estrategias apuntan a que las redes
sociales serán las protagonistas en este tipo de campañas fuera de lo
convencional.
Un vídeo puede ser reenviado cientos de miles de veces a
través de YouTube sin apenas costes económico y eso es algo que la marca
cosmética Dove supo aprovechar. Uniliever se ha ganado la simpatía de sus
públicos a través del compromiso social.
La campaña que Mars apunta como ejemplo rompe los moldes
publicitarios tradicionales utilizando a mujeres corrientes como modelos. Se
define como un “manifiesto a favor de la belleza real”.
Está claro. Estamos hartos de estar hartos de “impactos” que
nos acosan, que están ahí. En la calle, en el autobús, Internet, televisión y
ahora también en el móvil ¿qué será lo siguiente?
El anuncio podrá vivir su crisis, pero siempre habrá otra
publicidad. Como resume el escritor Vicente Verdú: “la que sale dentro de la
película”.
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