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domingo, 9 de marzo de 2014

Diario de un skin

Llevo un tiempo dudando sobre si vale la pena publicar esta entrada. Cuando me enteré de la reciente agresión a María Díaz, "La Junca" de Aída, a la salida de un partido de fútbol, lo tuve claro. Subir  la reseña de Diario de un Skin es dar a conocer el trabajo de Antonio Salas en la lucha contra ultras y grupos violentos cuyos asaltos pueden parecernos ciencia ficción en el siglo XXI. Por desgracia es algo que ocurre, aquí y a día de hoy.
Incluyo por tanto, a continuación, algunos apartados de la reseña que elaboré para este cuatrimestre pasado, si bien omito el resumen por tamaño y desinterés. Considero importante la labor de este periodista, si bien recomiendo firmemente la película interpretada por Ulloa antes que el libro, bastante tedioso a mi juicio. 

DIARIO DE UN SKIN: UN TOPO EN EL MOVIMIENTO NEONAZI ESPAÑOL

Sin otro escudo que su cámara oculta, ni más armamento que bolígrafo y memoria, Antonio Salas camufla  no solo su aspecto por fuera, sino que adquiere  varias personalidades en más de un año de convivencia con skinheads, fascistas, sharps, red-skins, etc. No se trata de una labor sencilla. En la obra queda de manifiesto las dificultades y grandes riesgos a los que un periodista de estas características se somete.
El trabajo de un topo es similar al de un actor, solo que en el caso de cometer un error nadie dice “corten” para repetir la escena. (pág. 18). 
 Antonio Salas no tiene rostro. Es el precio que toca pagar a cambio de convertirse en un héroe de asfalto. Es la moneda con que se paga un reportaje que va más allá de lo efímero, que ayuda a cambiar las cosas de sitio. Es la condición esencial para permanecer vivo después de un año al filo de la muerte.
Portada de la obra de Antonio Salas


Aspectos periodísticos de valor 

El periodismo de investigación tiene el compromiso de denunciar aquellos asuntos de interés social que merecen un tratamiento por extenso.

Antonio Salas es pionero en el trabajo de cámara oculta en nuestros medios. Igual que Hunter S.Thompson llegara a infiltrarse en la banda motera “Los ángeles del infierno” para su reportaje, el autor de Diario de un skin se sumerge por completo en la rutina de colectivos neonazis en España. Con ello pone en marcha el periodismo gonzo en nuestro país que, por herencia, asienta sus bases de modo tardío. No cabe duda, por consiguiente, de la necesidad de un contexto democrático para el desarrollo de trabajos de investigación como este.

La gran revelación de esta obra, a mi juicio, pasa por la inclusión de declaraciones como la de Ramón Mendoza, anterior presidente del Real Madrid, o la alusión a la campaña publicitaria con la que los jugadores de este equipo  obsequian a los neonazis ultras. Y es que, a pesar de la exactitud con que el periodista expone los documentos, cuesta creer que en el siglo XXI esto suceda: bandas manifiestamente violentas que, ya sea por miedo o interés político, cuentan con el apoyo de dirigentes y altos cargos de los clubs.

Otro aspecto al que cabe hacer alusión es la relación entre medios, sucesos, bandas e historia. De este modo, cuando parece que estamos ante una narración ficticia o ante actos ocultos para la inmensa mayoría de la sociedad, sale a flote el nombre de algún presentador (Sardá), político (Jesús Gil) o  personaje de relevancia pública que en algún momento no muy alejado de la actualidad estuvieron implicados en estos sucesos.

Las transcripciones en bruto de los diálogos entre miembros neonazis es un recurso muy recurrente en esta obra. Si bien se trata de una técnica inherente a la investigación periodística capaz de aportar valiosos matices, es a mi modo de ver mal empleada en muchos de los epígrafes del libro. El periodismo especializado no solo debe mostrar la realidad tal cual, que está bien, sino que debe actuar como el demiurgo en la filosofía platónica, esto es, debe hacer de intermediario entre un material caótico y un mensaje de carácter divulgativo que conecte con la realidad de nuestra sociedad.


Por eso mismo considero un error importante incluir largos listados de nombres, direcciones, fechas y grupos que no aportan más que el cansancio del lector, quien, al final del volumen solo recordará aquella imagen bien construida por la literatura. 

Conclusión

No pasa desapercibida la reflexión que en el epílogo trata de poner el broche a una investigación que finaliza con puntos suspensivos.
En 2001, la infiltración tuvo que ser abortada porque el jefe de la brigada que investiga la extrema derecha en Madrid delató a Salas. Gracias a David, otro policía, el joven periodista aún vive para poder contar su historia. Desde entonces, el panorama no parece que haya variado mucho.

Resulta llamativa, en este sentido,  la frase “los mismos perros con distinto collar” que pone título a uno de los epígrafes del libro. La entrevista de Oliver Sánchez en Cuerda de Presos demuestra la profundidad con que una ideología llega a arraigar en determinadas personas. Así,  al igual que el joven asesino de Juan José Rescalvo no cambia su carácter, sino que lo camufla, miles de skinhead son ahora neonazis disfrazados. Y es que, tal como afirma Salas en una de sus entrevistas “todos hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo correcto”, y, en muchas ocasiones, es más fácil mover la montaña antes que convencer al otro de ir.

La misma actitud parece mostrar Salas al respecto que, sin ser tan valiente como ellos, se considera más ambicioso que autores como Saviano o Hunter Thompson.
En la película interpretada por Tristán Ulloa en el papel de Salas y Frank Spano en el de su hermano se incluye dicho carácter. La fidelidad hacia el trabajo con que se muestra el protagonista obliga a la renuncia de otros espacios de la vida tales como la familia. “Me encantaría poder acudir a firmar libros, como todos los demás escritores, pero el día en que haga eso, lógicamente se habrá terminado la posibilidad de hacer el tipo de periodismo que yo hago”, afirma.

 Si bien  “lo malo del periodismo gonzo es que nunca puedes disfrutar del éxito”, son muchos los motivos para seguir ejerciéndolo, según confirma  en  la misma entrevista.
Aparentemente, el movimiento neonazi solo cambia su forma, no su esencia, pero más allá de todo ello están los miles de lectores que cuentan como dejaron el movimiento tras la experiencia de leer a Antonio Salas.

Testigo protegido de la Fiscalía, su testimonio fue vital para conseguir el primer fallo judicial contra un grupo neonazi en Europa: Hammerskin. No existían precedentes. No se había hecho antes. Por eso mismo considero, no tanto como lectura recomendada, sino como acto heroico esta novela. Porque la credibilidad de nuestro trabajo no está en los nombres, fechas o documentación incluida, sino en la fe que convierte al periodista  de a pie en héroe. 

Teresa Velasco Castillo Málaga a 9 de marzo de 2014

2 comentarios:

  1. Eso es lo que yo llamo trabajo por la verdad y por el periodismo, no por uno mismo. Tremendamente bien explicado.

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  2. Gracias a trabajos como el de Antonio Salas el periodismo sigue (y seguirá) viviendo =)

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