Incluyo por tanto, a continuación, algunos apartados de la reseña que elaboré para este cuatrimestre pasado, si bien omito el resumen por tamaño y desinterés. Considero importante la labor de este periodista, si bien recomiendo firmemente la película interpretada por Ulloa antes que el libro, bastante tedioso a mi juicio.
DIARIO DE UN SKIN: UN TOPO EN EL
MOVIMIENTO NEONAZI ESPAÑOL
Sin
otro escudo que su cámara oculta, ni más armamento que bolígrafo y memoria, Antonio
Salas camufla no solo su aspecto por
fuera, sino que adquiere varias
personalidades en más de un año de convivencia con skinheads, fascistas,
sharps, red-skins, etc. No
se trata de una labor sencilla. En la obra queda de manifiesto las dificultades
y grandes riesgos a los que un periodista de estas características se somete.
El trabajo de un topo es similar al de un actor, solo que en el caso de cometer un error nadie dice “corten” para repetir la escena. (pág. 18).Antonio Salas no tiene rostro. Es el precio que toca pagar a cambio de convertirse en un héroe de asfalto. Es la moneda con que se paga un reportaje que va más allá de lo efímero, que ayuda a cambiar las cosas de sitio. Es la condición esencial para permanecer vivo después de un año al filo de la muerte.
Portada de la obra de Antonio Salas |
Aspectos periodísticos de valor
El
periodismo de investigación tiene el compromiso de denunciar aquellos asuntos
de interés social que merecen un tratamiento por extenso.
Antonio
Salas es pionero en el trabajo de cámara oculta en nuestros medios. Igual que
Hunter S.Thompson llegara a infiltrarse en la banda motera “Los ángeles del
infierno” para su reportaje, el autor de Diario
de un skin se sumerge por completo en la rutina de colectivos neonazis en
España. Con ello pone en marcha el periodismo gonzo en nuestro país que, por
herencia, asienta sus bases de modo tardío. No cabe duda, por consiguiente, de
la necesidad de un contexto democrático para el desarrollo de trabajos de
investigación como este.
La
gran revelación de esta obra, a mi juicio, pasa por la inclusión de
declaraciones como la de Ramón Mendoza, anterior presidente del Real Madrid, o
la alusión a la campaña publicitaria con la que los jugadores de este
equipo obsequian a los neonazis ultras.
Y es que, a pesar de la exactitud con que el periodista expone los documentos,
cuesta creer que en el siglo XXI esto suceda: bandas manifiestamente violentas
que, ya sea por miedo o interés político, cuentan con el apoyo de dirigentes y
altos cargos de los clubs.
Otro
aspecto al que cabe hacer alusión es la relación entre medios, sucesos, bandas
e historia. De este modo, cuando parece que estamos ante una narración ficticia
o ante actos ocultos para la inmensa mayoría de la sociedad, sale a flote el
nombre de algún presentador (Sardá), político (Jesús Gil) o personaje de relevancia pública que en algún
momento no muy alejado de la actualidad estuvieron implicados en estos sucesos.
Las
transcripciones en bruto de los diálogos entre miembros neonazis es un recurso
muy recurrente en esta obra. Si bien se trata de una técnica inherente a la
investigación periodística capaz de aportar valiosos matices, es a mi modo de
ver mal empleada en muchos de los epígrafes del libro. El periodismo
especializado no solo debe mostrar la realidad tal cual, que está bien, sino
que debe actuar como el demiurgo en la filosofía platónica, esto es, debe hacer
de intermediario entre un material caótico y un mensaje de carácter divulgativo
que conecte con la realidad de nuestra sociedad.
Por
eso mismo considero un error importante incluir largos listados de nombres,
direcciones, fechas y grupos que no aportan más que el cansancio del lector,
quien, al final del volumen solo recordará aquella imagen bien construida por
la literatura.
Conclusión
No
pasa desapercibida la reflexión que en el epílogo trata de poner el broche a
una investigación que finaliza con puntos suspensivos.
En
2001, la infiltración tuvo que ser abortada porque el jefe de la brigada que
investiga la extrema derecha en Madrid delató a Salas. Gracias a David, otro
policía, el joven periodista aún vive para poder contar su historia. Desde
entonces, el panorama no parece que haya variado mucho.
Resulta
llamativa, en este sentido, la frase
“los mismos perros con distinto collar” que pone título a uno de los epígrafes
del libro. La entrevista de Oliver Sánchez en Cuerda de Presos demuestra la profundidad con que una ideología
llega a arraigar en determinadas personas. Así,
al igual que el joven asesino de Juan José Rescalvo no cambia su
carácter, sino que lo camufla, miles de skinhead son ahora neonazis
disfrazados. Y es que, tal como afirma Salas en una de sus entrevistas “todos
hacemos lo que hacemos porque creemos que es lo correcto”, y, en muchas
ocasiones, es más fácil mover la montaña antes que convencer al otro de ir.
La
misma actitud parece mostrar Salas al respecto que, sin ser tan valiente como
ellos, se considera más ambicioso que autores como Saviano o Hunter Thompson.
En
la película interpretada por Tristán Ulloa en el papel de Salas y Frank Spano
en el de su hermano se incluye dicho carácter. La fidelidad hacia el trabajo
con que se muestra el protagonista obliga a la renuncia de otros espacios de la
vida tales como la familia. “Me encantaría poder acudir a firmar libros, como
todos los demás escritores, pero el día en que haga eso, lógicamente se habrá
terminado la posibilidad de hacer el tipo de periodismo que yo hago”, afirma.
Si bien “lo malo del periodismo gonzo es que nunca
puedes disfrutar del éxito”, son muchos los motivos para seguir ejerciéndolo,
según confirma en la misma entrevista.
Aparentemente,
el movimiento neonazi solo cambia su forma, no su esencia, pero más allá de
todo ello están los miles de lectores que cuentan como dejaron el movimiento
tras la experiencia de leer a Antonio Salas.
Testigo
protegido de la Fiscalía, su testimonio fue vital para conseguir el primer
fallo judicial contra un grupo neonazi en Europa: Hammerskin. No existían
precedentes. No se había hecho antes. Por eso mismo considero, no tanto como
lectura recomendada, sino como acto heroico esta novela. Porque la credibilidad
de nuestro trabajo no está en los nombres, fechas o documentación incluida,
sino en la fe que convierte al periodista
de a pie en héroe.
Teresa Velasco Castillo Málaga a 9 de marzo de 2014
Eso es lo que yo llamo trabajo por la verdad y por el periodismo, no por uno mismo. Tremendamente bien explicado.
ResponderEliminarGracias a trabajos como el de Antonio Salas el periodismo sigue (y seguirá) viviendo =)
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