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La vida es irónica:
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jueves, 19 de abril de 2012

Yo también quiero un jefe que me pague con sonrisas

Siempre quise hacer las cosas con paciencia y gratitud, pero es la desazón  y no la curiosidad lo que a muchos, o tal vez solo a mí, nos lleva a caminar sujetos a cuanto pisamos. Tal vez sea el miedo o “la sociedad” quienes le hacen a uno esclavo de la precaución.
 No lo sé, pero hay gente, por increíble que parezca, que no teme a ser feliz. Incluso algunos se atreven  a saludar en los ascensores o sonreír por las calles “con la inocencia de dos abuelos desvelados”, como si de una cultura distinta a la occidental se tratase.
Jaume Sanllorente, director y fundador de “Sonrisas de Bombay”, ha compartido algunas de las más gratas y atroces experiencias que puedan marcar la vida de una persona. Con la humildad y serenidad propias de un atleta de la vida, infundía cierto aire oriental a la sala y, por un momento,  las cosas más importantes dejaron de ser cosas. 
Aula Magna de la Facultad de Derecho en la UMA.


Ya lo hemos oído, ya lo sabemos. No podemos fingir  que no  conocemos la realidad. Los datos están ahí y cada año hay trescientas mil personas que contraen la lepra según los datos “maquillados”  de la OMS. Barbaries como las que se suceden en la “zona de las luces rojas” deberían hacernos reflexionar sobre nuestra condición y establecer otra escala de valores.
Conocer otras “burbujas” distintas a la nuestra no vendría mal  para salir del “vicio” del egoísmo y colaborar con el clásico “granito de arena”.  
La solidaridad es posible, no se trata de una utopía y no hace falta ir a la India. Nadie es “intocable” por mucho que digan las religiones.
Hoy varios miembros de la Fundación Harena acompañaban a Jaume con motivo del quinto aniversario de la organización. Dos jóvenes contaban las oportunidades de trabajar CON los demás en proyectos solidarios. Proyectos, talleres, cursos y actividades… “No tenemos en nuestras manos las soluciones del mundo, pero ante los problemas del mundo, tenemos nuestras manos”.
Desde aquí un llamamiento a los “valores dormidos”: es hora de despertar la curiosidad que, según dicen, salvó al hombre. Desde aquí un agradecimiento a @jsanllorente y a toda la gente que saluda en los ascensores. Que os lo paguen con sonrisas.


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