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viernes, 6 de abril de 2012

“Apártense que la vida es corta”

Poco o nada tienen que ver los padecimientos que sufrió Jesucristo con la pasión en términos generales, si bien esta última ha demostrado ser capaz de mover cerca de ochenta tronos, de encender miles de velas, despertar el vértigo en centenares de personas y la curiosidad en otras tantas. Se podrá  tener (o no)  fe en una u otra religión, pero no podemos negar que en una semana, dejando atrás las diferencias, el centro de Málaga se pone patas arriba para bailar al ritmo de procesión.
En resumen la pasión es eso: un deseo  que está muy vivo, una parte de nuestras necesidades que ‘nos hace ser ciegos para otros fines’ y nos permite razonar. Un interés que “es preciso avivar” y que, a mi juicio, está al alcance de todos. No hay por qué temer a los mejores deseos, pues, “nada grande se ha realizado en el mundo sin pasión”.


Por tanto, Semana Santa puede definirse como pasión, pero también como un mosaico cultural, un conjunto de valores abstractos compartido por europeos,  un gasto más, un símbolo, creencia o pensamiento primitivo.
Ni los más sabios profetas de espíritu libre, ni los que más saben de Semana Santa saben de ésta, pues al final, hasta los valores más arraigados se suben al tren del continuo cambio. Yo tampoco sabría definirla con mucha atención que prestase.

Tal vez aquellos más predispuestos a ser relegados a los márgenes de la sociedad sean más conscientes de pautas sociales que la mayoría pasamos por alto. Sin embargo, esta vez obtuve otra perspectiva  gracias a mis compañeros.  
Desde un balcón o al pie de la carretera, mientras esperaba para ver pasar a mi amiga, pude observar que las cofradías son para algunos lo que para mí la pista de atletismo e intenté ver lo general en lo particular, es decir, lo que mi libro de sociología llama categorías generales. Eso que condiciona nuestra visión particular del mundo.

Alcazaba (no tiene que ver, pero me gusta).


Este año la “no lluvia” pareció molestar poco a los hombres y mujeres que se hacinaban para ver  “Fusionadas”  o “El Rico” y que apenas dejaban moverse. Como ya dije, el centro estaba patas arriba.
 Para la próxima vez  tomo nota y no me muevo de donde esté o bien grito eso que en el paroxismo de las fiestas gritaba Aureliano Segundo: “Apártense que la vida es corta”.

(Teresa Velasco Castillo. Málaga a 6 de Abril 2012)

3 comentarios:

  1. Una vision muy pragmática sin duda.
    Permíteme añadir , que yo , cristiana , creyente y persona de Fe hay algo que no soporto de Semana Santa .TODO UN AÑO , las imágenes solas en su templo , a penas dos o tres ancianas a sus pies .Ni un ramo de flores , ni un "Dios te salve Maria...." y es llegar estos dias y si , el centro se pone patas arriba , imposible llegar ni a tu casa y si lo intentas recibes insultos , empujones...Es Fe lo que siente Andalucía estos dias? o simplemente somos borregos de costumbres y somos como "Vicente..."Donde va la gente.Algunos no saben el porqué del orden de los tronos en un paso.Algunos ni han leido la biblia en su vida , algunos hasta se jartan diciendo que no creen en Dios , pero están ahí ....

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    2. Cada vez todo se orienta más al consumo. Las celebraciones navideñas pierden su sentido cuando se convierten en un intercambio de dinero entre familias para que cada niño se sienta momentáneamente feliz por tener lo que ha visto por la tele. Las cabalgatas son el consuelo de quién no puede permitirse grandes lujos y el instinto es acaparar cuanto tengas alrededor. Las celebraciones religiosas como la comunión han pasado de ser un desayuno en familia a un banquete con desconocidos que en tiempos de crisis no podemos permitirnos, pero que nos permitimos a fin de aparentar (como los nobles que andaban en la miseria).
      La Semana Santa es un reflejo más de este fenómeno tan difícil de describir:"La incoherencia de los valores refleja la diversidad cultural de la sociedad y el proceso de cambio cultural por el cual nuevas tendencias suplantan a viejas tradiciones". En otras palabras:hipocresía.

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