Tras hacer recuento de mi circunstancia, he llegado a la
conclusión de que no me gustan las fiestas. Debo de ser una aburrida. No me
gusta Halloween, la Navidad, Noche
Vieja, Semana Santa, el “baile de primavera” propio de comedias americanas, ni
San Juan. No me gustan las fiestas copiadas ni buenas ni malas, ni siquiera las
locales o concernientes a nuestra tradición de toda la vida.
El pasado miércoles por la noche, supongo que se enterarían,
fue Halloween. Ya es un rito, o al menos aquí en Málaga. Si no mal recuerdo,
debe de ser el cuarto año que asisto disfrazada de forma ridícula a un botellón
de fantasmas.
El caso es ir. De modo que, en lugar de disfrutar de un
relajado paseo por las concéntricas calles de esta maldita y bendita Málaga,
toca pasar miedo.
Por miedo quiero
decir prisas, tensión, ansiedad por encontrar gente con quien adherirse a un
mejor plan o compartir una botella de Vodka "calentorro" del chino. Y urgencia,
mucha urgencia por no llegar tarde y poder esperar media hora pasando frío a
que los demás lleguen. Menos mal que con
el WhatsApp todo está solucionado y
ahora andamos de arriba para abajo como zombis, sin levantar la mirada del
teléfono, jugando al “escondite pilla-pilla”.
Luego nos extrañamos
si nos levantamos con “malas sensaciones” a la mañana siguiente. Lo raro es que
nos levantemos y todavía nos quede valor para lavarnos la cara. Y eso por no
hablar de las uñas postizas que (aprovecho aquí para hacer un elogio a los
fabricantes de “super glu”) se incrustan
hasta el punto en que uno no recuerdas
si eran suyas o se las compró el lunes.
Por la parte que me toca, doy gracias por pertenecer al
porcentaje de gente que se levantó ilesa de las broncas, aglomeraciones y, en
definitiva, el ajetreo propio que acompaña a estos eventos.
Pero, por favor, no asocien las fiestas a algo necesariamente negativo. Ya se sabe, y
si no lo digo ahora, que cuando la cosa sale bien, uno desea que nunca
amanezca. Y, aunque eso suceda en contadas ocasiones, vale la pena estar allí.
Así que, espérenme, que en “cinco minutos” estoy en el Woman Secret.
(Málaga a 2 de Noviembre 2012, Teresa Velasco Castillo)
Teresa ya me tienes engachado a tu blogs asi nos olvidamos de la que esta callendo y de la clase politica que nos tienen harto.Enhorabuena
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