Quiero dedicar esta entrada a mi hermano, cuyo descubrimiento es sin duda lo mejor que me ha pasado en este tiempo.
Cuesta creer en lo que ha cambiado el mundo desde aquel
caluroso julio en que saliera por la habitación 306 del Parque San Antonio de
Málaga. Recién llegado, sin color aún,
sus ojos ya presentaban una coherencia tan sólida, tan rica de pasión y talento
que hacía del hospital un lugar agradable.
Ocho años después, si bien dejó sus rizos por el camino, todavía
conserva intacto el corazón, sin ningún gesto intelectual o artificioso. Alma
ágil y reposada, ahora, más que terciar con el día a día, deja que el pobre
insatisfecho se contagie sin querer por la embriaguez de vida que desprende.
Tal vez parezca ingenuo, pero confiesa creer en Dios porque realmente cree en él.
Desde la sinceridad, no desde el orgullo o interés.
Si existe un poeta
del siglo XXI capaz de decir tanto sin siquiera dedicarse a la escritura, ese
es Salvador Velasco Castillo. Hijo de Pilar y Salvador, personas excepcionales
también a su manera, a quienes debe sus apellidos.
Desde comienzos de este curso, Salvi (como le llaman sus
familiares y amigos) ya estaba inscrito en el equipo de futbol del Colegio
Platero, en la zona paleña del Candado. Por lo visto, su afición hacia este deporte
viene de más lejos y, a pesar de practicar otras disciplinas como la natación,
reconoce el futbol como su hobby favorito. Por supuesto, no duda en que de
mayor será un futbolista cuya táctica, “defender y atacar”, le acompañará en
cada enfrentamiento.
Una vez, en un encuentro contra el Jorge Guillén, el partido se tornó violento, adjetivo del cual este jugador difiere. “No me gusta cuando hay
peleas en el campo”, dice y reconoce aquella derrota como injusta desde el momento en que el
equipo contrario comete faltas y “da patadas” de modo indiscreto.
Se ha llegado ya a establecer un perfil casi íntegro de lo
que significa ser futbolista en esta sociedad, pero Salvi no encaja en él. El
tiempo, tan desigual repartido, tan sujeto a realidades multiformes, le da para mucho más a parte de este juego.
De este modo, no se limita a declaraciones sobre la competición, sino que va
más allá en un sueño por convertirse en cantante. Pablo López y Abraham Mateo
son ahora sus referentes, gracias a los cuales inició su tarea como “escritor
de canciones” en ratos libres.
Dedica horas también a la Nintendo con una destreza presente
desde su nacimiento para las nuevas tecnologías de la comunicación. La descarga
de series por internet, o la adquisición de juegos gratuitos para la tablet no
son un secreto para él, que de toda su clase parece el más enterado acerca de
horarios y novedades sobre sus dibujos favoritos. “Me gustan los canales de
Disney XD o Boing por series como “Pokémon”, explica mientras observa tímidamente
los rincones del cuarto.
Por estos
convencimientos y por sus nobles
pretensiones este joven elige Japón,
central más grande de “Pokémon”, Italia, “el país donde inventaron las pizzas”
o el continente africano, “para ayudar a los más necesitados”, como futuros
lugares de destino.
No le quedan, a este soñador, asignaturas pendientes, pero
sí destaca en algunas materias como las matemáticas porque, aunque al principio
todo parezcan muros, con paciencia y
observación se descubren salidas mucho más sencillas que las imaginadas: “Las
divisiones parecían difíciles, pero tras aprenderlas me encantaron” , admite.
En conclusión, ya sea en
Japón o desde el ritmo infundido por los corredores del paseo de
Miramar, Salvador Velasco Castillo
considera su familia más cercana, padres y hermanas, como su verdadero
hogar.
Cuesta creer, a veces, que caudales tan estrechos
desemboquen en el mar, que pequeños gestos repercutan en continentes tan
incomprendidos y alejados de los
nuestros, así que, si sienten confusión, no duden en acudir a las respuestas de
pequeños sabios.
Teresa Velasco Castillo. Málaga a 14 de diciembre 2013
Preciosa semblanza de tu hermano. Un beso y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Miguel, un fuerte abrazo a ti también =)
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