Parece,
según cifras estadísticas, que el diseñador de la campaña publicitaria para el
sorteo extraordinario ha acertado de pleno. Sin duda, la imagen que proyecta es
tan poco creíble como el hecho de que te toque la lotería. Después de un año de
guerra contra la bolsa, engrosando las colas del paro o batallando el precio de
la salud, la luz llega débil y apagada de su largo viaje. Y un 11% más cara.
Tanto es así, que las más
pequeñas llamas no alcanzan en modo alguno a calentar y quedan tímidas en su
polvo lejano observando celosas el enorme árbol de la lotería. Igual sucede en
los centros comerciales, donde se mira, se toca, pero no se compra. Eso sí, al
menos se está más calentito que en las calles. Que pretendan vendernos la moto después de
quitarnos la casa es tan digno de ser parodiado como la estampa de Raphael cantando
villancicos.
Resulta llamativo que un anuncio destinado a las
masas sea la única película de ciencia ficción asequible para los españoles. Y
es que el precio de la gran pantalla acumula ya un incremento del 48%. Atrás
quedan los cines de verano donde tantos perdieron su niñez. Bajo el horizonte
tachonado quedan a medio construir el plan de pensiones, la escuela y los
valores ciudadanos. Verdades disfrazadas por “las mejores voces de España”, sin
duda. Y por el debate soberanista.
Este año la interpretación
es impecable y todos los actores cuentan con la suerte de poder lucir una
hermosa cabellera. El “calvo” que tantos sorteos ha bendecido estropeaba el
paisaje tanto o más que los mendigos, “gorrillas”, o vendedores ambulantes en
los semáforos de Madrid.
La evolución del marketing
es pasmosa. Lástima que no pueda decirse lo mismo de la estructura en
sociedades postindustriales como, se supone, la nuestra. Que el premio se haya
distribuido más que en loterías pasadas, no quita que persista una marcada
desigualdad social.
Tal vez ahí resida el acierto de Pablo Berger, pues la
sombra que dibuja el gran árbol no es más que esa base de aspirantes que
sustentan al gordo en la cima.
(Teresa Velasco Castillo)
(Teresa Velasco Castillo)
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