Ya no sé, cuando oscurece, si las tardes
Se parecen al vacío de mis espejos.
Tal vez aún estos conserven el milagro
De conciliar los sabores del fracaso
Y destilar su palidez como un aroma
Que dibuje las fronteras del ocaso.
Hoy en el bostezo de las noches
me perdí en el
instante en que la mano
del viento borró nuestros encuentros
y ya solo se
encuentran al abismo
del más ligero paso nuestros besos.
Ya no sé cómo explicarte que hasta el día
Y la noche más eterna se caduca
Deja al menos que te alcance mi silencio
Y verás nuestra memoria ya vacía
Heredera de éste cáncer que es el tiempo.
Teresa Velasco Castillo 16/07/2014
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