Tanto tiempo vigilando el mar, requería una recompensa.
El silencio nos advierte:
No hay palabra vacía en unos labios,
Predicando en lo más hondo del mar.
Mi trabajo es ir contando las horas
Que se revelan a solas con la sal.
No hay silencio más completo que en el agua
El sonido eternizado de sus olas
Entreabiertas a verdades que se fraguan
Tan sutiles en su gracia y a su forma.
Redondas, tersas, y sin
quiebra
Habrán de perderse hacia la arena
Olas de silencio en mar de dudas
Y no hallaré palabra baldía
En sus lágrimas celestes, ni en tus labios
Y seguirá el ejercicio del poema
Consolando mis días de trabajo.
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