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viernes, 20 de julio de 2012

No es Tiempo de silencio...


No sabría estimar si se trataba de 20000 o 30000 personas, pero en la plaza de la Merced no se cabía.  Algunos  ondeaban banderas tricolores, otros dejaban  que el viento se hiciese cargo de serpentear las siglas de su sindicato. Imágenes que pasarán a la historia. Miles de ciudades unidas en una sola ciudad. Miles de voces fundidas en la protesta. Una población informada y exigente dispuesta a luchar por lo que pueda venir.
Miles  de malagueños se echaron ayer a las calles en contra de unos recortes que de momento no parece que vayan a cesar. Una crisis que no parece encontrar la salida.



La marcha empezó descendiendo la Alameda de Colón hasta incorporar la multitud a la Alameda Principal. Los grupos repartidos entre distintos puntos del recorrido fueron anexionándose hasta doblar la esquina en la Plaza del General Torrijos. Aquello parecía ciencia ficción. Aquello “acojonaba”.
 Por el túnel de la Alcazaba podían leerse reproches hacia la presidencia que se repetían en cada pared y en cada poste.

Como sucede en las películas y, a veces, en noticias lejanas, las calles habían quedado revestidas  de escarapelas. Los oídos a penas tenían tiempo de restablecerse de los silbatazos entre petardo y petardo, y la vista, aturdida por tanto estímulo, volvía sus ojos hacia los ojos de mi  padre en señal de aprobación, como si quisiera creer lo contemplado.

Mis recuerdos sobre estos eventos no se remontaban más que  a una minoría hasta ayer. No sabría estimar de cuántos se trataban, pero juraría que Málaga, en el tiempo que la conozco, no había tenido manifestaciones como ésta.

Al llegar a la Merced, las voces de una melodía se alzaron sobre los zumbidos de las bocinas. Guitarras al final del túnel anunciando un proceso de cambio impreciso.
No sabría estimar cuántos eran. Los sindicatos calculan una cifra de más de 100000 personas. En muchas de sus pancartas podían leerse mensajes ingeniosos, y algunos, incluso, se atrevieron a acudir en pañales.


Entre los carteles que hoy destaca la prensa  el  “no te calles, defiende tus derechos”  parece haber dejado huella.

Ruido.  Reflexiones propias expresadas en público, un descontento común se hace eco de la situación. Abucheos, pitidos, voces que claman un empleo digno. Más ruido. Explosiones, jaleo, bullicio. No es tiempo de silencio. 

(Málaga a 20 de Julio de 2012 Teresa Velasco)

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