Hoy los astros se han alineado y las lluvias me han dejado escribir este poema. Quiero dedicarlo a tod@s los especialistas, como yo, en tropezar con la misma piedra y regocijarse en la herida. También a los filósofos, sobre todo a los seguidores de Lao Tsé y sus ideas sobre la armonía del macrocosmos y el microcosmos y los polos opuestos y... en fin, espero que lo disfruten.
Podría estar toda la noche despierta
viendo como la luna se repliega en estrella
soleándose conforme
la ley inherente a la entelequia
para engendrar este epigrama de experiencias muertas.
¿Y si existiera un universo de posibilidades
Sin santos mensajeros de un cielo en crisis,
Ni filósofo rey yuxtapuesto a la ley de tú y yo sin
terceros?
Tu ausencia destila mi tiempo.
Sobre la almohada mullida,
la adrenalina de caminar lento,
durante toda la noche,
despierta.
Mis pasos siguen tirados por el suelo, expuestos,
mientras los transeúntes pisan cabeza y cuerpo de mi sombra,
alfombra dispuesta a que tus pies lleguen lejos,
en un camino definido para el hombre.
Todo ello, fundamentado gastrológicamente
cuando digo “me como el mundo”
y el macrocosmos se ríe a carcajadas, en mi mente,
porque al día siguiente no me muevo, por si llamas.
Teresa Velasco Castillo
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