Bienvenida

La vida es irónica:
Se necesita TRISTEZA para conocer la FELICIDAD, RUIDO para apreciar el SILENCIO y AUSENCIA para valorar la presencia

Etiquetas

Arte (1) Concursos (1) Entrevistas (8) Eventos (17) Libros (15) Periodismo (44) Poemas (111) Reflexiones (77) Relatos (5)

lunes, 26 de marzo de 2018

La sociedad del cansancio


¿Cuántas veces, coincidiendo con la sobreabundancia de lo idéntico, no se repiten los días sin una pregunta que nos haga partícipes de nuestra propia vida?¿Cuántas historias he escrito y cuántas he dejado que sean escritas por mis manos de forma autómata y distante?
“La herida se cierra por cansancio” y, después de haber conocido ese cansancio, no de hastío, sino el agotamiento extremo de no poder poder más, me doy cuenta de la necesidad de más autores que piensen como Byung-Chul Han.

La sociedad del cansancio, que paradójicamente comencé a leer para saciar mis horas de aburrimiento con “información útil”, es un libro a recomendar para todos y, a mi juicio, de obligada lectura para las nuevas generaciones víctimas de una sociedad donde el pensamiento crítico brilla, cada vez más, por su ausencia.

Resultado de imagen de la sociedad del cansancio

Resumen


Byung-Chul Han, en su libro, nos enfrenta dos paradigmas: uno inmunológico, correspondiente al siglo pasado y, el paradigma neurológico bajo el cual nos encontramos.

En el siglo XX, paradigma inmunológico, la sociedad se conforma en torno al otro y se sustenta sobre un lenguaje basado en el ataque y la defensa, en las enfermedades externas que se introducen a modo de enemigo en nuestro organismo. Es OTRO el que nos impone qué debemos hacer. Esta sociedad es la que Foucault comprendía como la sociedad disciplinaria, un modelo de actuación que trabaja bajo la vigilancia de un explotador externo. Es una sociedad del NO poder, basada en el DEBER impuesto por un jefe, un profesor, un padre o unos valores se exteriorizan a través de escuelas, hospitales y psiquiátricos.
El resultado extremo de esta forma de pensamiento, según el autor, degenera en locos y criminales.

Frente a ello, el paradigma neurológico parte de una sociedad extremadamente positivista, esto es, basada en el PODER  y no en el deber, donde “todo debe poderse”. Así, surge lo que el filósofo surcoreano denomina la  “sociedad del rendimiento”, sustentada en la autodisciplina, el autocontrol y la autoexplotación. El mismo sujeto es ahora trabajador y jefe, explotador y explotado. El neoliberalismo ha alcanzado su más alta expresión superando los límites de la imposición a través de una libertad paradójica donde nos creemos dueños de nuestras propias acciones, cuando se trata más bien de todo lo contrario.

Y, si anteriormente los valores de un estado se veían reflejados en escuelas y hospitales, estos pasan a un segundo plano frente al boom de bancos, gimnasios y oficinas donde proyectos y “motivación” reemplazan la negatividad de la prohibición y la obligación.

Esta sociedad genera fracasados y depresivos y significa así una regresión hacía la supervivencia animal. Vivimos permanentemente alerta, en un presente prolongado, y no nos molestamos en interrogar ese tropel de estímulos con el que cada día nos despertamos. Pensamos, pero no reflexionamos. Llenamos nuestro vacío de tareas para permanecer constantemente en la potencia del HACER, obviando la  necesidad del NO-HACER sin sentirnos culpables por ello.

De ahí que este tiempo venga caracterizado por la sobreabundancia de lo mismo. El hecho de que no exista un tiempo para “aburrirse” conlleva al rendimiento sin rendimiento que reproduce y agita lo ya existente sin nuevas aportaciones.
Nos manejamos en ese vértigo “multitarea” que, si bien nos permite realizar muchas funciones, nos impide ir más allá de la superficie en ninguna de ellas. En ningún momento llegamos a la esencia misma, a la profundización o concentración plena en aquello que hacemos.

La sociedad del positivismo procura nuevas formas de violencia, menos evidentes que en el anterior paradigma, y, por consiguiente, más dañinas. Enfermedades como el TDAH o el trastorno bipolar son consecuencia del hiper de la hiperactividad que se da en  una masificación de positividad como la que vivimos.

Han señala que “si jugásemos más y trabajásemos menos” los resultados nos sorprenderían a bien, o al menos harían más flexible el pensamiento que, encasillado en dar con lo “original” revierte continuamente en lo mismo. Su solución, en cambio, y como sucede en la mayoría de las obras de carácter filosófico, no deja de ser una utopía inalcanzable para una sociedad donde el mismo individuo se esclaviza mediante el trabajo.

Conclusión


Decía Sócrates que “una vida vivida sin reflexión no vale la pena”. Hoy la reflexión se hace urgente si queremos evitar caer víctimas de la autoexplotación y el autoengaño.
Si Byung-Chul Han nos muestra la necesidad de aprender a decir NO para salvar nuestra cara más humana, desde mi punto de vista, y queriendo ir más allá, diría que es tiempo de desaprender valores insertados para alcanzar el verdadero autoconocimiento desde el cual construir.
No sabría dar una solución concreta a una sociedad mercantilista que dibuja la felicidad como un objeto o estado de plenitud posible, cuando no entiende las emociones más básicas que rigen nuestra conducta. No podemos hablar de un estado emocional sin darnos tiempo a sentir.
Ser más autónomos  y poder brindar por los derechos individuales es el gran avance del siglo XXI, donde la ideología y el sacrificio por el bien del Estado se han suplantado por bienes y derechos individuales que, considero, son esenciales. El problema surge cuando dejamos que el ego nos fragmente, cuando identificamos la hiperactividad con la libertad. Ser libre, en esencia, es la armonía con nosotros mismos. Conocernos, aceptarnos y, realizarnos sin obviar nuestros derechos y deberes para con el entorno.

Si algo saco de este libro es que a cada solución, si no se forja ésta desde la raíz, le siguen una serie de problemas que requieren de nuevas normas. Para la continuación de un proyecto de sociedad que no incurra en los mismos errores, no se trata de mirar al pasado, sino de cómo hacerlo. ¿Dónde acaba lo accesorio y prescindible de una doctrina?, ¿dónde empieza lo sustancial e inmutable de un pensamiento?, ¿qué cabe “rescatar” de cada teoría?

El coste de la autodisciplina frente al deber impuesto del anterior paradigma, si bien nos hace libres del “otro”, nos arroja hacia la anarquía del autocontrol. No hay nadie “por encima” del individuo y ello, en lugar de llevarnos a cuestionar los valores tradicionales, nos ha conducido a su extinción más absoluta. Lo que después cada uno haga con esa “aparente libertad” es una cuestión bien distinta que abarca desde una juventud irrespetuosa con el entorno, hasta la automedicación en busca del máximo rendimiento y autocontrol.

Es innegable, en cambio, la tendencia hacia los valores del rendimiento individual y el culto a la imagen, no solo reflejada en el cuerpo, sino de la superficialidad con la que, antes señalábamos, se cumplen las funciones.

En el paradigma inmunológico, las drogas de mayor éxito servían para la evasión. En el paradigma actual cada vez cobran más importancia aquellas sustancias estimulantes que nos facilitan permanecer “despiertos” durante las horas. En ningún caso encontramos un modelo satisfactorio de articular nuestra forma de vivir.

Se hace evidente la aplicación de nuevas soluciones a los nuevos problemas que se plantean principalmente desde la formación y que va más allá de los conocimientos curriculares. La inmediatez y la digitalización nos plantean nuevas estructuras educativas que contemplen los riesgos y ventajas que suponen, por ejemplo, los videojuegos online.

En resumen, Byung-Chul Han nos recuerda que en tiempos de acción permanente es necesario volver a aprender a mirar nuestro entorno, limitar los impulsos desde el autoconocimiento y, sobre todo, no dejar nunca de interrogar (e interrogarnos) en busca de soluciones que realmente casen con los problemas de esta sociedad del cansancio.



Por: Teresa Velasco Castillo

2 comentarios:

  1. No lei el libro, tampoco conozco al autor,pero me parece muy interesante tu reflexión y entiendo muy bien ese consepto de la auto-explotacion.Pero me pregunto sino fue siempre así.
    Somos seres permanentemente insatisfechos? Está insatisfacción es la que nos provoca a la superación?
    Antonio

    ResponderEliminar
  2. titanium nose hoop - The TITIUM ENGLISH
    titanium nose hoop. Designed by the TITIUM ENGLISH in Cork, Cork titanium mens rings - The titanium ore terraria TITIUM ENGLISH titanium mug is a unique instrument for drummers and nano titanium experienced drummers. Rating: 5 · titanium nose hoop ‎1 vote

    ResponderEliminar