Mis manos andarán descalzas por algún sendero de tu cuerpo.
Lo sé, algún día, me lo dijo el mensajero de estos versos.
Más bien pronto o más bien tarde, cuando me ponga a pensar
en nosotros,
habrá un lugar donde yo me venga, de algún modo, a tu
encuentro.
Después vendrán llamaradas, muerte y vida en la misma frase.
Tantos besos que se hicieron para ser acomodados en tu piel.
Vendrán los días que te quiera y que te odie hasta el día en
que me faltes.
Vendrá la luna que en tus ojos cierras, más bien pronto o
más bien tarde.
Andará mi vientre buscando tu cabeza como un sol declinando,
como un río de hojas detenidas, como un recuerdo con la faz
de porcelana.
Serán las calles de julio en septiembre o la intemperie de
agosto en abril.
Más bien pronto o más bien tarde, me lo dijo alguien
disfrazado de ti.
Y los dos seremos para el otro, como todos los días en que
te quiero.
Me lo dice tu pelo por mi cuello, la raíz medio en ruina de
mis venas.
Tus manos son enredaderas y mi aliento el aire que las lee.
Seremos, lo sé, por el fantasma de mis 24 febreros,
por tanto sol muriendo de sed sobre la arena.
Allá donde tu quieras ser mi muerte, yo por siempre tu vida
seré.
Teresa Velasco Castillo
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