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viernes, 4 de octubre de 2013

Retomando géneros ...

Hace ya una semana del comienzo del curso y el "veranillo de San Miguel" deja un gusto exquisito para la redacción, así que, nada mejor para iniciarse que el retomar la crónica. He aquí una entre tantas experiencias (un tanto desvirtuada para hacerla más sugerente al lector)  sucedida en los últimos días de agosto: 

El Síncope

Siete en punto. Agosto. Amanece Málaga.  Los kebabs y  McDonald’s  ocupan sus recintos con el gentío que viene de vuelta. Las calles, pegajosas de licores, se permiten descansar por unas horas antes de que el barrendero acabe su café de la mañana.

Pocos placeres pueden permitirse los empleados de Limasa en tiempos de feria, en provincias como Málaga. El bocadillo de jamón es uno de ellos y Paco lo sabe bien.

Apoyado sobre la barra devora con apetito el pan cateto mientras una muchacha le observa. Ella jamás se permitiría gozar tal manjar.De pronto, sus ojos se encuentran. La joven da un respingo, asiente y, bajo la atenta mirada de su patología,  sigue  huyendo de fantasmas.

Quien entienda de pisadas vería que se trata de una pronadora con andares diligentes y bajo peso.  Tal vez un médico reconociese mejor las ojeras que recorren su rostro. Paco, en cambio, carece de juicios para saber por qué la  joven camina en ayunas. Ella, por su parte lo ve claro. Tiene un plan. Calculado, eficiente, sistemático. Sus articulaciones doblan con un objetivo: llegar andando hasta Carranque.

Una y otra vez endereza el paso, al paso que reafirma su postura. Se siente fuerte y lo afirma en susurros. Como un toro que desafía la muerte.Vacuno mutilado de astas que,a ojos de la verdad, no aguanta ni tres puyazos.

Una y otra vez endereza el paso, pero poco queda ya de la niña que fue hace dos años, cuando Enrique López Cuenca, director de la Federación de Atletismo, la nombraba por megáfono cada vez que doblaba en la pista.

Lunes. Once en punto. Málaga. Un sol llameante ilumina la feria del centro.La joven sale de la piscina cubierta tambaleándose como un boxeador al que acaban de hacer un gancho. Poco después no recuerda nada.  Observa,semiinconsciente aún, a su padre y escucha de fondo una ambulancia. El sol la ciega.

Doce y media. Paseo marítimo Antonio Machado. Movimiento. Bicicletas. Niños. Sombrillas. Señoras. Justo en frente, en  el Parque San Antonio, un suceso entre tantos. Un hecho susceptible de noticia de no ser por la insignificancia de su protagonista.

Una decena de puntos, trescientos gramos  menos y una temible confusión quedan como resultado. Eso, la firma del doctor y un parte que ratifica el síncope como diagnóstico.


Realizado por: Teresa Velasco Castillo. 

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