Este poema lo publico después de una ráfaga de inspiración que no cesa. Hay más que guardaré, pero de momento dejo este aperitivo para quienes disfruten de la lectura en verano.
La lluvia pasa por
debajo de mi alma
volviendo oscuras las raíces del poeta.
El viento todo transforma
en un ir y venir de azul calma.
Llega el estío y blanquea las noches
con cretonas de colores rojigualda.
Un gran telón de primavera,
cosido con la flor de los jazmines,
su olor a las esquinas de la noche lleva.
Con las medias grises arranca mi alivio de luto,
anochecer solitario de un azul pequeño.
Mi infancia es una niña celofán,
un cielo de moraga cuya estrella
abril enterró meses
atrás.
Nada más quisiera que involucrarme hacia el sentido
De lo eterno, reflejarme entre las nubes, solapada,
Mantenerme libre de ambiciones que no sean tú
Y ese azul infinito en tu mirada adolescente,
Descendente como el agua que nos marca el camino.
La lluvia estallará y me arrastrará con ella,
Al fondo de la tierra me llevará el viento,
Moriré sin dejar
estela y me habré ido
con la ironía de lo incierto y el dolor
del amor no correspondido.
Teresa Velasco Castillo
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