Todos hemos tenido una primera vez. Un primer día de
colegio, un primer apellido, un primer compañero de equipo, una primera puesta
en escena o una primera borrachera. Todos, incluso los menos lanzados, han
tenido primeras experiencias en campos tan amplios como la población de esta
gran ciudad que es nuestro planeta azul.
Los integrantes de ASICSFrontRunnerSpain team comparten, en
este caso, su “primera vez” a través de las redes y en sus perfiles oficiales
en la web, muchos de los cuales me han hecho sentir identificada y lanzarme hoy
a contar mi experiencia en el mundo Runner.
Para empezar, cuando yo corría, el running como tal no
existía. Estaba el Nerja, la escuela de atletismo por antonomasia en Málaga, y
unos cuantos grupos de veteranos que se reunían para entrenar bajo la forma jurídica de club.
Yo tendría unos 8 años y un alma falta de nutrientes simples
que ampliasen la perspectiva sobre mi ser más allá de lo que dijesen los
compañeros de escuela. Por supuesto, ni por asomo sospechaba de mis
necesidades, ni mucho menos conocía las posibilidades que podía ofrecerme este
deporte, pero como todos los niños/as empecé imitando y, a día de hoy, no he
encontrado aún mejor referente que mi padre.
Todavía recuerdo aquella tarde de octubre con la que inicié
mi andadura por este mundo fuera de los test y eventos asignados a la educación
física en colegios. Le pedí que me llevase con él y fuimos hasta el famoso tranvía, con paso torpe, comentando lo “polvorillas” que eran los niños de la clase y como, con
esfuerzo y tiempo, llegaría a ganarles algún día.
Y así fueron pasando las semanas y con perseverancia llegué
a mi primera gran carrera popular en la barriada del Palo, donde algunos de esos compañeros participaban.
No dormí la noche anterior. Tampoco pude desayunar. Todo lo que hoy me resulta
minúsculo era entonces tan inmenso que parecía que el tiempo no pudiera
guardarlo.
Edición de 2007, con 13 años. |
Cuando el organizador, después de un largo discurso, soltó aquel
disparo de plomo, eché a correr con mis dudas a cuesta y, tan solo con doblar
la esquina, éstas se habían ya disipado. Me hice con un tercer puesto.
Suficiente para que cada año siga participando en una prueba que se ha
transformado casi en un evento familiar.
Suficiente para engancharme
hasta los huesos de un deporte que me ha dado y me ha quitado todo: amigos,
salud, felicidad, miedos, momentos únicos, pero, sobre todo, primeras veces.
Dieciséis años después la pregunta “¿Qué tendrá el running
que nos hace adictos?” sigue siendo un misterio, para mi sin respuesta. Diría
que es el nutriente esencial que mi YO necesita, pero ya se sabe que los
estudios nutricionales cambian cada día. Así que si sabes algo, no dudes en
dejar un comentario.
Teresa Velasco Castillo
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